Hay una diferencia entre vosotros y yo. Tú tienes un trabajo estable, una oficina, una vida ordenada, unos hijos, un perro e incluso un vecino que es registrador de la propiedad. Mientras yo soy un inestable que he trabajado en un programa de televisión dedicado a Eurovisión. Se llamaba «12 Puntos». ¡Apasionante! ¿No? Hay fenómenos curiosos dentro del festival. Por ejemplo, ¿No os distéis cuenta los más puretas que el maestro Ibarbia era como Jordi Hurtado, que no envejecía? ¿Os habéis dado cuenta también que en este país no trabajaba ningún director de orquesta más que él? Si ponías por la tele el festival de la OTI, allí lo tenías con su bigotito y la batuta, o en Viña del Mar, o en Benidorm o en San Remo o ... Misterios de Cuarto Milenio. Por cierto, que al año siguiente de ganar Massiel lo hizo la barcelonesa María Rosa Marco Poquet, la Salomé, vaya, la que interpretaba lo del «Vivo cantando». Yo creo que mientras se movía de aquella forma eléctrica, debió pensar que hubiera sido más apropiado que la canción se titulara «Vivo cargando», porque el traje de «canutillos» que llevaba pesaba catorce kilos. Busque el vídeo de la Massiel cantando aquello del «La, la, la» y calculad cuánto cobró quien escribió la letra. En España siempre ha habido la ilusión de volver a ganar, porque en los últimos cincuenta años no se ha comido un rosco y es extraño porque, en 1970, cantó el Julio Iglesias y ya sabéis que él no es que se coma un rosco, es la fábrica de Donuts. Pero yo creo que debería preocuparnos menos Eurovisión y participar un poco más para ganar el festival de «europrisión», aunque fuera sólo con gestos, no sé, «Algo pequeñito».