Dejadme que sea un poco delincuente hoy. Como proyecto de jurista facineroso, pienso que los políticos que acaban siendo descubiertos por la Justicia son unos inútiles. A ver si nos entendemos, si tú eres un prevaricador, o malversador o alguien muy malo que no pone nunca el intermitente. ¡Ostras! No lo hagas cuando vas delante de una patrulla. Hablando claro, si tienes poder, también debes tener abogados que te aconsejen para que no te enganchen por no declarar el IVA de un chicle. No lo he entendido nunca eso. Creo que los políticos que acaban imputados, procesados o rebozados en tempura no son buenos políticos. El buen político roba sin que lo descubran. Y vosotros diréis: «Caen todos: caso Palau, Gürtel, ERES ...». No, amigos no, nos persignaríamos tres veces de la cantidad de políticos que han tenido que ir al sastre a ensancharse los bolsillos por operaciones que no han sido descubiertas. No las conoceos porque, oficialmente, «no existen».
Respecto al espionaje. De eso soy un experto. Cuando quedes con alguien para comer le dices que os encontráis en el quiosco de la plaza Imperial Tarraco y que ya decidirás el restaurante. De momento ya no te podrán poner un micro en la mesa aconchabado con el camarero. Le dices al personaje en cuestión que antes tienes que hacer una gestión en el Palacio de Justicia o cualquier organismo que tengan un arco de seguridad en la puerta. Allí, deberá vaciar los bolsillos y tú, disimuladamente, miras qué lleva. Así, de momento, ya has eliminado la posibilidad de que lleve una grabadora. Desde el lugar donde hayas aparcado el coche hasta la puerta del restaurante, gírate de vez en cuando. Si ves a la misma persona cada vez que miras, o te siguen o es el Pere Aragonés.