No me gustaría criticar el clero, ni la religión que con tanta bondad nos han inculcado cuando no teníamos uso de razón. Después, cuando los evangelizados ya pueden decidir, unos forran el catecismo y lo ponen en la estantería de best sellers, junto al libro de Ana Rosa, otros son equidistantes, y luego están los que van directos al infierno. Pues, eso, como en el mundo independentista, la libertad es lo mejor, algunos tienen fe y otros, esperanza, pero yo necesito caridad. Lo debéis entender: facturo poco. Por ejemplo, me iría bien que el ex excelentísimo y ex reverendísimo señor Novell -no sé si ahora ya le deberíamos llamar Xavi- me diera sus americanas negras, las camisas blancas y los zapatos. Por si lee este artículo: calzo un 41. El tema Mitra ya no sería necesario porque tengo más cabeza que el Iceta y seguro que no me cabría. Como no me llaman de ningún partido rojo-separatista, ni del Ayuntamiento, ni de la Diputación, quizá un día el Arzobispo piensa en mí. (Soy pecador, pero tengo nombre de profeta y también se me ve el cartón.) Entonces, claro, necesitaré el gorro. He entrado en Amazon a ver si los venden y he encontrado uno por 14,72 euros, rojo, precioso. Como soy cliente «prime» dice que me llegará el domingo. ¡Qué detalle!, para estrenarlo en misa de doce.
He intentado no entrar en el asunto del obispo que se ha enamorado de una escritora. Los guionistas acabaremos pidiendo limosna en la calle si la realidad ya nos trae historias tan románticas y surrealistas. Ahora que lo pienso ... eso de compartir vida con una divorciada siendo un hombre importante me ha recordado a otro que también ... uy, lo siento, se me ha acabado el espacio.