Diari Més

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Los más viejos recordarán que el año en que el amigo de Millán Astray viajó al infierno, era muy popular una mesita de Nulles que era «inteligente». Aquella mesita mágica la pusieron en marcha unos niños que habían visitado Porrera, donde habían visto cómo se hacía esto de llamar sin móvil a los fantasmas. ¡Ep! que no he hecho ninguna ironía sobre Lluís Llach!

Al pueblo de Nulles comenzaron a llegar autobuses de gente que quería ver la mesa, que recorría el pueblo sin necesidad de gasolina, ni hidrógeno, ni electricidad ... sólo poniéndole la mano encima. Yo creo que deberíamos encontrar a aquellos niños, que ya deben tener mi edad, y decirles que, entre todos los íberos catalanes, les pagamos ese tren rápido nuevo y barato, el Ouija, (un nombre que viene al caso mejor que la Andreíta al pollo) para que vayan a donde se hacen las reuniones, aquella Santa Cena con San Pedro, San Pere, San Félix, San Miguel y cuatro más (que diría un atestado policial para no poner todos los nombres de los delincuentes). Cuando todos hayan ido a comer, aquellos niños -ahora prejubilados- que pongan las manos en la mesa y griten: «Mesilla, mesilla ... ¿nos darán el referéndum o los socialistas nos harán la zancadilla?». Si la mesa se levanta y da un golpe, será afirmativo. Si lo hace dos veces, será negativo. Ahora, si hace tres veces ... Entonces tendremos que ir al libro de los Reyes del Antiguo Testamento para leer que Eliseio le dijo al Rey de Israel que sólo con tres golpes no era suficiente para conseguir la independencia. Tres veces también puede significar que la mesa está comunicando, que no todo lo hemos de leer en tono sagrado. Mira la de hostias sagradas que recibimos el 1-O.

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