¿Recordáis aquellos dibujos animados del Correcaminos y el Coyote? A mí, el magistrado que persigue a Puigdemont me recuerda mucho a aquel personaje que se pasa la vida poniendo trampas marca ACME al inteligente y rápido ave que siempre consigue que el Coyote Wile salga mal parado de sus emboscadas.
Me parece una imbecilidad haber puesto en marcha la maquinaria policial y judicial en un intento de perseguir a millones de personas y hacerles cambiar de pensamiento. El estilo de la inquisición no funciona hoy en día, pero siguen y siguen -como el Coyote- hasta dar una imagen de república bananera. En Europa, y gran parte del mundo, tenemos en La Moncloa a un presidente aparentemente moderno, guapo, que habla bien, y en inglés, y tras él un grupo de personas, perdón, personajes, que dan una imagen parecida a la inquisición, conocida en todo el mundo por su persecución de las ideologías que no iban con el statu quo de aquellos años.
Ahora tengo una asignatura en la URV que se llama Derecho Comparado y que intenta explicar cómo funciona la justicia en los diferentes países, qué tienen en común y en qué difieren. La profesora nos habla del Civil Law y del Common Law, dos ramas de diferente procedencia. Yo diría que ninguna de ellas consideraría a Puigdemont un delincuente, pero en este «microclima» judicial al «Ayusolandia», se ha creado un nuevo «Lute» malo, malísimo. Si miras las tertulias de los expertos, donde algunos que han sido o son magistrados, te encuentras que, si es en Antena3, el señor vomita contra el president, en TV3, puedes oír a otro que dice que proclamar una república es como anunciar la alineación de un equipo de tercera regional. En fin, ¿sabéis qué os digo? «¡Mic-mic!».