El consejero Hermán fue cortés cuando dijo ayer en el plenario que no atacaría a la teniente de alcalde Carla Aguilar porque les unen más cosas como personas que como miembros de un partido. Este es el momento más importante de todo el pleno. ¡Punto!
He oído de todo contra este joven miembro del Ayuntamiento. La última persona que me habló de él lo definió como una rata. Pero cuando le pregunté al Hermán por esta persona, dijo lo mismo: que era una rata. Curioso que un roedor esté tan presente en la política local. Ahora toca un «flash-back».
En febrero del 2019 fui al Tribunal Supremo, a una sala que me recuerda mucho el salón de plenos de la Font. Cuando me preguntan por el juicio de los ex-presos políticos utilizo una palabra que le gusta mucho a Toni Cantó: Teatro. Todo era un teatro allí ... y aquí. A mí me importa un pimiento si el Hermán es una rata, en un conejo o si se ha dejado bigote. Es una persona que se encarga, en mi nombre como ciudadano, de conservar y querer el patrimonio de Tarragona. Si lo hace, ya está bien, y si lo hace mal, que lo echen. Sé que Pinedo es un currante, en el sentido pobre de la palabra, y necesita un sueldo, como usted, como yo y como otros políticos que cobran un sueldo y que critican que Herman cobre un sueldo. Los partidos lo que hacen es seguir un guion teatral que los actores deben interpretar. Creo que enviar a la mierda a tu partido para defender que no estás de acuerdo con este guion es de una nobleza absoluta. Estaba en una terraza en la plaza del Pallol cuando lo vi pasar. «Hermaaan!» grité, «ven a tomar una cerveza!». ¡Ostras! Ahora caigo en que fui imprudente porque no miré primero si pertenecía a un partido. ¡Qué despiste!