Diari Més

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Paseaba por el mercado de Sant Antoni de Barcelona entre aquellas paradas donde puedes encontrar libros que, como los que escribo yo, han pasado a ser la cuña perfecta para una mesa coja. Estaba revolviendo antiguos estatutos recortados cuando una viejecita de una parada me ha susurrado: «¿Quieres mierda buena?». Me ha extrañado que con 93 años una señora traficase con coca, o quizás era mierda de alguien que iba a hacerse un análisis de colon, que está muy de moda. ¿He dicho colon? ¡Qué casualidad! La viejecita me ha sacado un libro que bien podría ser el de una parroquia de un pueblo abandonado que no se ha abierto desde que Franco hizo aquella orgía en el 36. He desempolvado la portada marrón y he visto en letras que debían ser doradas en otro tiempo y ahora lucían menos que el cartel de Tabacalera: «Diario de a bordo del almirante Cristóbal Colón» He quedado boquiabierto. «Sí es mierda buena, sí. ¿Cuánto quiere por el libro?», pregunté como si tuviera en la mano harina de aquella tan rica. «No, no quiero dinero, quiero hacer un trueque por libros gordos para la estufa de leña, es que ya no puedo pagar la electricidad de los radiadores». ¡Mujer!, no sé, creo que tengo por casa los dos volúmenes del presidente Puigdemont, en el exilio. Me ha preguntado: «¿Son gordos? ¿Si los echo a la estufa darán calor mucho rato?». «¡Uff, muchísimo! ¿No ve que es un tema que estará calentito durante años?». Iba hacia el bus como si fuera un personaje de Los Visitantes, vestido con una camiseta de los Lakers y un libro medieval. Una vez sentado, lo he abierto y he empezado a leer:«Salió el Almirante a comer a tierra, y llegó a tiempo que había venido a recibirle un Rey, con su corona, en muy buen estado, que dice el Almirante de aquel Rey que sus Altezas los Reyes de España hubieran placer de ver la manera de él».¿Un rey en buen estado y que en España estarían contentos de verle? Me he frotado las manos, eso prometía…

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