Soy analfabeto, pero tengo más cursos que el río Misisipi y la verdad es que ya no recuerdo si he recibido alguna instrucción de sexador de pollos o he tenido algún pollo sexual. Como veo que el mundo está cambiando tanto, me he decidido a hacer una recolecta de títulos en los diferentes lugares donde he estudiado, en una especie de truco o trato del Halloween. Antes, tú estabas con el DNI en la mano en una plaza, llegaba una furgoneta, bajaba JR con un puro en la boca y te señalaba: «¡Tú, a la furgoneta!». ¡Hala! ¡A trabajar! Ahora no, ahora debes introducir en Linkedin todos los titulitos y mierditas que has conseguido en las tómbolas con notas que desvelan que disparaste con una escopeta de feria.
Haré un monumento a los de Ensenyament de la Generalitat por cómo me están atendiendo. Supongo que dirán «Hay un abuelo que ha confundido el título de Graduado Escolar con un salvoconducto para entrar en la zona Nacional». Ellos me han dicho que en el centro donde estudié la EGB me darán un duplicado. Claro, como me dieron el título cuando Franco ya sabía que iba a pasar Navidad en casa del Carrero, ahora esos estudios ya se llaman de otra manera. Para acceder a una plaza de delincuente, por ejemplo, para un ayuntamiento o una diputación, necesitas el ESRO (Educación sobre robos), y claro, deben convalidarlo. El Ministerio estatal te dice que esto lo hacen en el colegio que se llamaba antes de la Guerra de una manera, durante la franquitis llevaba algún nombre falangista y después de la contienda de Camy vuelve a llamarse cómo se llamaba el año 35, todo se va liando. Entonces, en Madrid te dicen que, si no te aclaras, llames a tu gobierno autonómico. En el próximo artículo os contaré que estoy dando Activia de Danone a mi máster en Criminalística, porque me han dicho que no está regulado.