Buenos días, amigos. ¿Cómo vamos? ¿Cómo va? ¿Cómo va eso? ¿Qué hay de nuevo? ¿Qué tal? ¿Cómo va todo? No, no me he vuelto loco, lo que ocurre es que he empezado a jugar al Paraulògic y ahora mi cerebro tiene la base ampliada, aunque es complejo llegar a ganar el juego. Creo que en treinta años seré capaz de completarlo. Tranquilos, que si no sabes de qué va, te lo explico: aquellos que nos hacen llenar hojas Excel con nuestros datos personales y de facturación para tener una ayuda en pandemia, ahora se han inventado un juego donde, en vez de nuestros datos, debemos introducir el máximo número de palabras con unas letras que te dan cada día. La gracia es que aquí no hay premio. Por ejemplo, te ponen la C, A, M, P, E, CH, N, O, L y tú debes conseguir el máximo número de combinaciones posibles. En este caso sería PENA, PENAL, ÉCHALO, CAPACHAO... Normalmente, te dicen un máximo de palabras que puedes conseguir, por ejemplo 155, pero te darás cuenta de que tú sólo eres capaz de hacer una o cero, expresado en otros caracteres: 1-O. Y, claro, esto hace que te vayas desanimando.
Y ahora, le digo bajito a la oreja, no te quejes más de tener que introducir datos en una web de la Generalitat después de pasar el día jugando con las letras, como nuestros padres para pagar el Seat 600 a los años en los que costaba más un bocadillo de lomo que la luz. Se me ha ocurrido un juego parecido al Paraulógic, se podría llamar el Democrático y se trataría de adivinar derechos que hemos perdido en los últimos años. Va, que empiezo yo: MORDAZA, LIBERTAD, EXPRESIÓN, JUEZ PREDETERMINADO, CAUTELAR, REPÚBLICA, PARLAMENTO... Lo dejo ya porque creo que quien manda también juega y creo que ha encontrado la palabra DESPIDO. Es más bonito jugar al Fortnite, que no tienes que encontrar palabras, sólo correr por el campo y huir como un rojo de los fusiladores de apendicitis.