Escribo de política municipal porque quiero que me hagan la pelota. Sí, ya tengo más seguidores que Jordi Fortuny en Twitter y este artículo se lo lee muchísima gente, tanta que nunca me dicen la cifra porque a continuación voy a poner la mano. Así que ya sabéis, en mi barriga hay un montón de votos. Si es de la parte de los íberos, conozco poco más que a Pau, pero por el lado de los de la Hispania Citerior tengo la agenda llena. Esperad que miro esa web del cartapacio donde están todos como en una orla de la Universidad Pontificia de Comillas. ¿Véis? Ya me equivocaba, también conozco a María José López (el auténtico político es quien ha cortado una carretera alguna vez), a Paula Varas enfrentándose a los fachas, ¡Olé! Hermán Pinedo es amiguete (sí, pesados, ya lo sé...) y también lo es la Floria desde que los romanos iban en vigas a los plenos.
A Berni le he conocido hace poco, me cae bien, parece buen tipo. Con Francesc Roca presentamos juntos un libro y con Ballesteros casi rodamos juntos una peli. No, no era «Raza». Maria Elisa Vedrina es entrañable y aguanta bien los golpes. Hay gente que ya admiraba a sus padres, como José Luis Calderón, y coincidía en actos con Nadal abuelo, padre y ahora con el Espíritu Santo, que le he visto una vez y se ha ido volando como una paloma. Ah, un niño que había en casa de Ana Santos (ahora he mirado en el cielo) que se llamaba Mario y que él no me recordará porque era muy pequeño. Él. Acabo diciendo que con Pau Pérez coincidí el otro día comprando pescado. ¡Hala! del Ayuntamiento ya estaríamos. Ah, no, me falta conocer a la Gabinete Caligari y espero que alguien de allí me enchufe en algún sitio municipal con la fórmula esa tan chula de cobrar y no ir. Entre tanta gente, ¿quién será el próximo alcalde? Escuchad, si quereís, yo soy mal gestor, pero os partiréis el culo en los plenos.