Me estiran las orejas de vez en cuando, no porque sea mi cumpleaños, sino porque dicen que hablo demasiado de política. Que siempre lo critico todo. Por eso, hoy os toca oír temas más de vida, y tengo mucha, concretamente 110 kilos. Hace poco pedí a Jerez mi partida de nacimiento (que espero que esté lejos de la «partida», así en general). La miré e hice cálculos en un papelito. ¿Recordáis el año 2000? Aquel en que se ponía en marcha el Euro y las computadoras debían dejar de computar. ¿Lo encuentra usted muy lejos en el tiempo? No, ¿verdad? Pues he mirado el documento del registro y he visto que yo nací exactamente 22 años después de que terminara la Guerra Civil. Hoy me he levantado con una noticia de Estados Unidos en la que nueve policías han disparado en medio de una carretera a un hombre que parecía que sacaba algo del bolsillo. Se está investigando lo que sacó. ¿Investigaciones? ¿Cuándo ha caído muerto no han visto si era un bolígrafo, un cortauñas o una pistola? De repente me han venido a la mente los fusilamientos del Campo de la Bota, que duraron hasta 1952. Seguramente la mayoría no lo sabéis porque el guionista del Cuéntame se olvidó. ¿Qué? Sí, he dicho que no hablaría de política y no hablo de eso. Lo que relato es delincuencia.
Hice la mili en el Campus de la URV y dije que no volvería a entrar. Ahora voy todos los días. Dije que nunca me casaría, y aquí tenéis el libro de familia. Dejé los libros de estudio en 1975, «nunca volveré a ese rollo»: estudio Derecho. No sé vivir sin coche, ahora no tengo. Tuve un accidente de moto grave en Reus y dije que nunca iría sobre dos ruedas. Ya he tenido veinte desde entonces. La vida da grandes cambios, por ejemplo, hoy no sabía de qué escribir y ahora no sé ni lo que he escrito.