El político de Operación Triunfo que tenemos mandando en ese edificio con leones en la puerta y depredadores dentro, ya descubrió hace años la trampita de legislar mediante reales decretos urgentes que no son urgentes para aprobar una ley. Y usted se preguntará quién debe determinar si un procedimiento es urgente o no. ¿No se lo imagina? Os veo flojitos. Los de ese otro edificio que parece un pastel. Todo está bien pensado. ¿Creéis que unos van por aquí y otros por allá como ocurre en Cataluña?
Pues ahora, el cantante de moda y sus palmeros, han descubierto una nueva fórmula: la del caramelo. Es decir, meter dentro de una misma ley tres o cuatro medidas con una que sea el anzuelo para atraer a quienes deben votarla. Por ejemplo, podrían poner dentro de una ley el rescate de una autopista, los impuestos sobre las chuches de los niños y la designación del Defensor del Pueblo. Si no estás de acuerdo con el rescate de la autopista, los congresistas se convertirán en monstruos que quieren dejar a los niños sin golosinas. Como la cosa ha funcionado con las mascarillas en la calle y la subida de las pensiones, ahora esperad nuevas fórmulas, que seguro que serán muy divertidas. Yo propongo una, que en una ley se incluyan una subida de los sueldos de los parlamentarios del 200%, restaurantes con Estrella Michelin gratis y, en el mismo paquete, el referéndum para la independencia. Yo creo que tiene muchos puntos de que la cosa pueda funcionar. Pongámosles delante contenedores de esos que llevan los barcos llenos de billetes y veremos el auténtico espíritu de defensa de la bandera. ¿Qué? Ah, perdón, de las banderas, así, en plural. No me critiquéis, que cuando he hablado de referéndum me refería a Galicia, después del feo que le han hecho a Benidorm sería lo mínimo. Hasta que Villarejo no se meta con el tema de Eurovisión, no sabremos la verdad de lo que ha pasado.