Viendo que hay un mercado de compraventa interesante en Las Cortes, he creado una app: el Wallapolitic, para comerciar con los votos, comprar voluntades y, ya de paso, un mercado para que los coleccionistas puedan vender sellos para enganchar en aquellos sobres tan feos llenos de dinero. Es que ese color marrón del papel de estraza es el mismo que se utiliza para envolver las porras en Madrid. ¿He dicho porras y Madrid? ¡Pasapalabra!
«Compro votos de diputados para aprobar un proyecto de ley destinado a que los españoles que pesen más de 100 kilos tengan una ayuda del Estado para comprar gambas. Más información: Els Fats y las Jons». Sí, amigos, no le extrañe ver en el futuro anuncios de compraventa de este tipo tal y como está el panorama democrático. Otro: «Busco informático que pueda demostrar que un ordenador tiene un virus que hace que envíe solo votos al Congreso. Razón: DelCaseríomerío.com».
Aparte de la venta de votos, he pensado en montar una academia de informática básica y en el paquete entraría gratis un curso dirigido por psicólogos que servirá para autodiagnosticarse qué les ocurre cuando niegan una comisión de investigación. El curso de informática consiste en mirar una pantalla fijamente con unos grandes auriculares por los que un niño de cinco años dirá: «Ahora, en la parte derecha usted verá un botón grande, muy grande, que pone SI, a la izquierda otro en rojo donde se pudiera leer NO. ¿Los ve? Ahora tome el ratón con la mano derecha y mueva el cursor sobre la opción que más le guste». El diputado en cuestión, sudando como si tuviese que pilotar un Boeing 747, irá informando de sus avances. «Sí, he recibido el mensaje, pero ¿podría indicarme qué es un botón y, sobre todo, ¿qué son el ratón y el cursor? La pantalla sí sé lo que es porque Mariano la utilizaba en ruedas de prensa».