El show circense de equilibrismo de los Ayuso Brothers nos está entreteniendo bastante. El conflicto territorial, ¡bah! Eso es como el Movierecord entre películas. Sobre el Hoy bebemos con Isabel: He intentado durante cincuenta años entender cómo funciona la Administración Local y lo de los concursos, facturaciones, límites, contratos menores, bases, justificaciones... pero, siento decirlo, no lo he conseguido. En las clases de Derecho de Control de las Administraciones Públicas me fijo mucho, como un búho, para que el profesor vea que lo entiendo, pero es mentira. Pido perdón al docente, que pone todo su interés por hacernos entender la diferencia entre un recurso de reposición y un reponedor del Carrefour. Esto sólo lo entiende la Begoña Floria que, por eso la oímos en los plenos hablar con propiedad de artículos, subvenciones y turnos de palabra.
A mí me han dado una patada en el culo en una empresa municipal porque facturaba, no 300.000 euros, sino 6.000 sestercios al año. ¡Qué horror! ¡Qué irregularidad! No sé si es culpa del interventor o del mentor, pero la cuestión es que he leído que los contratos menores en un ayuntamiento pueden ser de mucha más pasta. ¡Calla! Creo que sé dónde está el problema: es que no soy menor.
Somos un país de hermanos: Guerra (PSOE), hermano de Telmo Martín (PP), alcalde de Sanxenxo; el hermano de Eugenio Hidalgo, alcalde de Andratx en el 2006 (PP), o la hermana del alcalde de Aielo, en Valencia, que había conseguido una plaza haciendo un postureo de oposición en el 2010. Alejandro, ya sé que me lees, tienes razón, no sólo está en el PP, sino en la mayoría de los partidos. Si sumamos el dinero de la corrupción de los políticos y los amigos de los políticos que tienen los cojones en Suiza, Andorra o Arabia quizás no tendríamos escuelas con barracones, los médicos no tendrían que marcharse y, ¡ah! ¡Importante! Tendrían 6.000 doblones de oro para que me los quemara en cubatas en un karaoke, como Toni Cantó, que se ve que «canta» muy bien.