He salido a la terraza con la pipa porque fumo un tabaco que, para mí, es aromático, pero dice la señora que huele a tocacojones. Para explicar cómo es ese aroma, es como cuando arden los folios de la candidatura del Lambán de ayer. Digo de ayer porque cada día quema una, con sabores diferentes, la de anteayer sabía azufre. Además, no sé qué caray tiene que ver hacer referéndums con proponer una candidatura olímpica. ¿Qué harán, lanzamiento de urnas? Creo sinceramente que los aragoneses son gente guapa y no se merecen un presidente así. Bien, mejor que pasemos hoja.
Pues, el patio de casa es una calle sin utilizar, como las de ese poblado fantasma que hay en las Gavarres. El vecino ha salido al balcón con un ejemplar del DIARI MÉS. Como yo le veía la portada, debía de estar leyendo este artículo en la contraportada. En ese momento me ha salido el impulso de soltarle que el de la barba soy yo, pero la mujer me ha estirado el pijama y me ha dicho flojito que deje de regar las calles con mi ego, que ya ha llovido lo suficiente. Aun así, hoy me permitiréis que espolvoree vuestro cerebro con un poco de autobombo.
Di una charla en la Biblioteca de Tarragona con Margarida Aritzeta, para hablar de su novela «Rapsòdia per a un mort». Maravillosa. Ella y la novela. Una de las participantes, creo que se llamaba Geno, me dijo que le gustaba leer este artículo. Otra seguidora se acercó a decirme que me leía cada día, fue en el acto de homenaje que hicimos en la Laboral en memoria de Mario, el compañero maquetista que nos dejó hace un año. Como mi mujer no me deja vacilar en público, lo haré por aquí, que no se enterará: vecino, sí tú, el de la calle Baró de las IV Torres, el de la foto con barba vivo delante de ti. Por cierto, ¿no tienes por casa el proyecto del POUM? Se me ha terminado el tabaco.