Hace días que me van diciendo que Rubén será Pep Félix. Hombre, ambos son guapos, pero no los veo iguales. Para los que todavía no se han vacunado: un señor llamado Viñuales es candidato a la alcaldía de Tarragona por los socialistas cogiendo el testigo de Ballesteros, que ya ha hecho de testigo. ¿Veís? Se pueden decir las cosas sin hacer telediarios. Yo, ya sabéis que soy más de la tribu que Viriato, pero os diría que de los socialistas, quien me gustaría para alcaldesa es la Floria. Pep Félix parece buen tipo, basta saber que de joven tuvo un Dyane 6, y eso también indica que ya ha llegado el momento de descansar. Eh, no para siempre. Quizás dentro de un par de legislaturas podría reaparecer con un partido nuevo: Partido Socialista de Tarragona (PST). Mientras llega ese momento podría poner una sastrería en la Rambla, y le funcionaría, porque él ha sido el alcalde de la elegancia, con camisas muy bien planchadas, que ni se ha arremangado. Sí, ya sé, los íberos de ahora no es que no se arremanguen, es que van con camiseta. Ahora que hablamos de ropa de trabajadores, os hablaré de mi relación con Camp-Clar: festeje con una chica del barrio del Pilar y otra del Parc Riu-Clar. Ya está. Ah, no, no…también soy amigo de aquellos del Tarragona Fútbol Club. (¡Eh, que lo están petando!) Un día que el Veciana del Xaloc montaba uno de esos desayunos en el Serrallo vino Rubén Viñuales y nos pusieron juntos en la mesa. Voy de culo para encontrar y borrar un tuit que hice: «Al enemigo ni agua, pero, hombre, un poco de vino...». Como sabéis, soy un pelota y, si llega a alcalde, ya no podré ser jefe de su gabinete. Lo haría bien, no tan bien como Bonet, pero también cobraría menos. Rubén, recuerda que mi familia política es de León y yo soy de Jerez, ¡Mira! Como la Inés Arrimadas.