Por diversas circunstancias me veo obligado a escribir este artículo unos días antes. No, no es la próstata. Espero que me lo perdonéis, por lo de la inmediatez periodística, pero también es verdad que la mayoría de días escribo de la selva, de viajes inventados o anécdotas increíbles que podrían haber pasado hace siglos. Con animales selváticos quiero decir elefantes, no flamencos de la comarca de la Selva, y de viajes que han sido reales y propios de siglos pasados.
En esta época vertiginosa que estamos viviendo con la boca abierta da un poco de miedo escribir, porque no sabes si la semana siguiente la habrás cagado más que el CIS. No sé por qué, mientras escribo esto se he recordado la melodía de Raphael y la letra de la canción «Mi Gran Noche». No lo digo por eso que estaís pensando, ¡Sucios! Sino porque dice «Qué pasará, qué misterio habrá...». Exactamente esto pienso ahora, mientras tengo Word en blanco delante y oigo por la tele esa frase tan bonita: «¿Explicaciones de qué?». Hombre, si no quiere hablar de dinero, al menos que nos explique el calibre que utiliza en la escopeta «de caza». Pienso que, por ejemplo, si ahora escribo algo del espionaje con Pegasus, quizás la próxima semana se ha descubierto otro sistema y quedo obsolescente desprogramado. ¿Cómo? ¿Que esto ya lo sabemos ahora? ¿Cómo dice que se llama? Ah, Predator. O, por ejemplo, que esté criticando que no se han reunido Pedro y Pedro y resulte que el próximo lunes ya están desmontando la mesa. Hoy en día da miedo avanzar nada, porque te puedes encontrar Belén Esteban de presidenta de la Generalitat o el Marianico rodando un «corto» cinematográfico titulado con otra frase de la letra de la canción de Raphael, concretamente aquella que dice: «Cuando todo está oscuro». Tendremos que llamar a Carles Porta.