Leed este artículo como si fuera una peli del futuro. Poner también un poco de niebla, que siempre va bien. Yo, con setenta años estoy sentado en una piedra junto al Pitu Mosquit -él con ochenta ya- ambos llevamos el uniforme de la favela de Rocinha: bañador Meyba de flores, sucio. En el suelo hay un gato que un día era blanco y yo llevo un Rolex de oro robado a un turista de Riudoms en la playa de Ipanema. Ambos nos lamentamos de lo que ocurrió, no en Cataluña, sino en España y en Europa. Tuvimos que hacer lo que hacían los republicanos en el año 36, tomar un barco y emprender una nueva vida en Sudamérica. Ya la gente no se viste, las temperaturas han subido una media de siete grados, todos vamos en bañador o bikini. En Río no pasa nada porque ya están acostumbrados, pero sorprende un poco ver a TVE Internacional el Congreso con gente haciendo top-less. Las mociones de censura, ahora (en 2032) se llaman sólo mociones porque por decreto ley se ha censurado la palabra censura.
Ha sonado una cortina hecha de macarrones y aparece Puigdemont. Le digo «President, ¿recuerda cuándo íbamos a la Cooperativa de Anglés?». Mira al suelo, suspira y va silencioso hacia la fuente con una garrafa para llenarla de agua. Lleva rastas, atrás quedó ese fleco de Beatle. Hoy cocina Rufián. A todos nos gusta, porque el gazpacho le sale muy bueno. Ya nadie habla de política, ni de independencia, ni de guerra entre partidos. En España VOX, C's y PP se fusionaron y lo ganaron todo. Entonces se prohibieron las autonomías, los idiomas que no fueran el castellano y Paquito regresó a la escoria. Brasil está lleno de españoles, catalanes, gallegos, asturianos y vascos. Está bien tener restaurantes de todas las cocinas regionales, el problema es que las pensiones sólo las cobran los nacidos en Madrid. Así que sobrevivimos de la limosna de los turistas. Mirad, ahora viene una. ¡Ostia! Es la Colau. «Hola amigos, vengo a gestionar esta favela». Se ha oído un disparo. Mosén, mosén! ¡Noooo!