Diari Més

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Estos días ha ocupado todos los medios de comunicación la 32ª cumbre de la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), que se ha celebrado en Madrid los días 29 y 30 de junio de 2022. A dicha reunión han asistido 10 delegaciones de países invitados, entre ellos Ucrania, y, como es lógico, los 30 que forman parte de la Alianza, representados por Jefes de Estado y de Gobierno, así como unos 5.000 invitados, convirtiendo a España en el centro político mundial. Resaltando la presencia del Presidente Joe Biden, no debe olvidarse que EEUU representa, desde nuestra distancia geográfica europea, el 70% de la organización.

Aunque el evento sea ordinario, dentro de la rotación entre los países miembros, viene caracterizado por la guerra en Ucrania y las adhesiones de Suecia y Finlandia a la estructura de defensa. Sin duda alguna, la cumbre ha tenido una importancia internacional, pero tampoco es para tirar cohetes al aire, como ha hecho el Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, comparándola con la histórica caída del Muro de Berlín. Lo cierto es que en la cumbre han brillado por su ausencia aquellos pacifistas que, según el color del gobierno de turno, salen a la calle o plácidamente se quedan en sus casas.

Dos acontecimientos de carácter internacional han marcado el aperturismo del Estado Español al mundo. El primero de ellos fue el Mundial de Futbol en 1982, teniendo como mascota el conocido Naranjito, en alusión a uno de los productos más significativos de España; el segundo en 1992, cuando Barcelona celebra con auténtico éxito los Juegos Olímpicos. La España democrática empezaba a dar sus primeros pasos en una proyección internacional.

La Cumbre también fue para celebrar el 40 aniversario de la adhesión de España a la OTAN, aquel cambio de posicionamiento del PSOE y el conocido referéndum OTAN sí, OTAN no. El proceso de adhesión se inició con la propuesta del presidente Leopoldo Calvo Sotelo, en su discurso de investidura el 25 de febrero de 1981, con el reproche de algunas formaciones políticas, encabezadas y lideradas por el PSOE, quien lo iba a decir, hoy un PSOE entregado en cuerpo y alma a la OTAN. Con la llegada de Felipe González a la Moncloa, uno de los más férreos detractores de la Alianza cambia de opinión, quizás porque cuando se llega al poder la realidad es muy dura, para convertirse en ferviente defensor de la OTAN. Felipe González organiza un referéndum el 12 de marzo de 1986, haciendo una campaña significativa a favor de la permanencia y para asegurarse el resultado, con una pregunta que facilitaría el «sí» en la respuesta.

Pero volviendo a los resultados de la Cumbre, el primero de ellos es que Pedro Sánchez ya tiene la tan buscada foto con el Presidente Joe Biden. Quizás ese hecho sea el guiño al convencimiento personal que en España poca cosa más puede hacer, excepto aferrarse al poder, porque a estas alturas no va a darle por gobernar, que cansa. Se especula con que el Presidente Sánchez busca una salida como la de los compañeros Javier Solana o Josep Borrell. No parece un mal plan personal, francamente. En la hoja de ruta de la OTAN que ha sido aprobada para los próximos diez años, el principal acuerdo, sin duda alguna, ha sido la adhesión de Suecia y Finlandia a la Alianza, eso sí, tras ceder a las demandas de Turquía que, solicitaba la extradición de 33 activistas del PKK alojados en Suecia.

Otro de los logros, complacer la permanente reivindicación de EEUU de incrementar los presupuestos de la OTAN, pasando del 1% al 2%, hecho este que no ha hecho esperar a Pedro Sánchez, anunciando públicamente que en los próximos Presupuestos Generales del Estado, contemplara una partida económica, para dar cumplimiento al acuerdo. Ante la duda de que sus socios de gobierno Podemos o aliados de ERC o BILDU le digan no, ha pedido ayuda a Cs y al PP, todo sea por el poder. Sin contar el incremento de destructores en la base española de Rota, de cuatro a seis. Quien ha visto a Pedro Sánchez, cuando en una entrevista en el diario del Mundo el día 4 de octubre 2014, aseguraba que «sobra el Ministerio de Defensa», cosas de la coherencia política que tanto nos tiene acostumbrados.

A muchos nos hubiera gustado que en los acuerdos, hubiera quedado implícito la defensa de las plazas españolas de Ceuta y Melilla, pero claro está, hoy por hoy, Marruecos forma parte de las decisiones de lo que debería ser la soberanía del Estado Español. Mientras Joe Biden se va encantado de las atenciones recibidas y mandando un mensaje claro a Putin: cuidadín, cuidadín, hoy somos más, con más recursos y más fuertes.

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