Tribuna
Ideologías en horas bajas
Abogado
La evidencia bélica y la covid, nos ha puesto a todos en un nuevo marco de convivencia donde las prioridades personales han quedado trastocadas hasta límites insospechados, y lo que es más evidente, incluso nuestro planteamiento individual, se ve obligado a replantearse su forma de ser y vivir de manera directa. El tema, que en sí mismo se ha acelerado, más de lo que pudiéramos sospechar sólo hace unos meses, ha establecido variables personales que pensábamos intocables desde hace mucho tiempo.
Efectos indirectos de la realidad militar y médica, nos han transportado en un mundo que creemos ya superado, como la inflación desbocada, las palabras sobre restricciones posibles y el asentamiento de discusiones superadas o, lo que es más difícil, poner en duda la misma viabilidad personal que creemos garantizada en función de unos Estados, en el primer mundo, garantía de casi todo y con respuesta a cualquier negatividad sobrevenida que se pueden dar.
Hoy ya estamos establecidos en un modelo de precariedad, seguramente todavía no lo bastante visible, porque empieza a avanzar sin límites, para una ciudadanía que ve en peligro un modelo de vida complicado y donde las restricciones serán más evidentes que nunca. Incluso, a la hora de hacer referencia a cuestiones puntuales, que poco podríamos imaginar el peligro hacia el puesto de trabajo, la garantía de servicios sanitarios, la limitación de suministro vitales o la misma necesidad indirecta de control social, para mencionar sólo variables que nos afectan a la gran mayoría, con todas las variables que queramos añadir.
Seguramente, delante de lo que menciono, se hace difícil plantear «discursos que hoy se ven superados», ya que salir de la trampa donde estamos instalados, no seráfruto de la lucha de clases, ni de imposiciones de cualquier tipo, sino de eficacia y éxito de los que tienen el poder, esperamos que democráticamente; sin olvidar, tampoco, con este tsunami de novedades de convivencia, el peso de las nuevas tecnologías, con lo que supone de descontrol real e inseguridad a todos los niveles.
En determinados momentos de nuestra historia, como humanidad, podríamos pensar en el paso de las ideas para hacer frente a los problemas puntuales de referencias sociales, con «discursos» tejidos en función de evidencias inapelables, donde lo que querríamos «conservar», teniendo sus planteamientos y lo que deseábamos sobrevivir y mejorar, se apuntaban a «propuesta reivindicadora», esmás en democracia la cosa se asentaba, aunque demasiadas veces, de manera objetiva, se hacía difícil distinguir los objetivos reales de unos y otros.
Desgraciadamente, en el momento actual, donde la supuesta espera renuncia a muchos de sus principios que han constituido, hasta hace poco, su ideario, nos encontramos en una ciudadanía con que es capaz de cambiar su apoyo electoral de un lado a otro en función de esperanzas utópicas sin fin; en un ejercicio de transfuguismo ideológico, con datos concretos más posibles, donde se ha podido ver recientemente en Andalucía y las encuestas señalan por futuras confrontaciones electorales.
Mientras tanto se hace complicado defender un mundo sin armamento cuando vemos a los medios de comunicación lo que supera la realidad de Ucrania, es más que poca discusión social supone el apoyo donde la OTAN, incluso para los más opuestos a esta, para mencionar ejemplos mediáticos; pero es que además, qué difícil se hace diferenciar políticas de unos y otros, de nuevo, a la hora de visualizar anuncios posibles, por lo tanto, lo que está claro es que estamos en un momento donde todo es relativo y el personalismo – individualismo, es quien marcará el futuro, aunque eso no se pueda aguantar.
Lo fácil sería buscar mínimas unanimidades, y de aquí que creo que pronto veremos como grandes coaliciones postelectorales se hacen realidad para buscar consensos imprescindibles para dar respuesta a unos momentos de conflictividad que tendremos que soportar y superar.
El corto plazo, el populismo, el egoísmo, la manipulación, etc., serán conceptos a los cuales nos tendremos que acostumbrar y eso supondrá un reto a la hora de meterlo en un mundo que ya no está idealizado sino que lo que quiere son garantías de futuro, independientemente de quien los lidere.