Tribuna
Todos funcionarios
Abogado
Creo que es un hecho evidente que la vocación mayoritaria de la gente que tiene que acceder al mundo del trabajo es obtener un trabajo en las diferentes administraciones, el tema que, en sí mismo, pone de manifiesto una situación complicada, como país, es una realidad de difícil mutación, si no se hace lo que toca desde las vertientes de las mismas instituciones, que ven la alternativa funcionarial, además, como garantizaba de apoyos electorales futuros.
El problema, si es que aceptamos sucontenido como tal, lo que nos posiciona está en una sociedad donde los ciudadanos lo que quieren es convertirse en servidores públicos, como opción de recibir un «sueldo» que garantiza una «tranquilidad» supuesta, con muchas cosas deseables parauna comunidad que necesita buenos funcionarios, pero también emprendedores, profesionales, directivos empresariales, etc., por lo tanto, no creo que sea bueno quedarnos en una propuesta donde mayoritariamente, la gente «cobra, pero no paga» y los que «pagan» están mal vistos, no sólo por su posicionamiento, sino, de manera especial, por una tarea sin horarios e íntimamente ligada a la misma gestión y resultados concretos. Además, todo lo que menciono, incluso tiene variables muy negativas, respecto de los que tendrían que servir hacia los que sirven, confundiendo los derechos de unos y de otros, es decir, los derechos de unos pasan por encima de aquellos que son los que hacen posible que puedan ser empleados públicos.
Lo que menciono es un tema muy polémico, con variables de todo tipo, donde cada uno está instalado en sus legítimos anhelos a la hora de ejercer su tarea profesional, con colisiones manifiestas que lo que hacen es apuntar en descréditos, mayoritariamente injustificables, por minorías que no son conscientes de su tarea profesional pública. Incluso, el tema todavía es más viral si los «servicios en los otros» es patrimonializa, es decir, el que cuenta es el dictado exclusivo de unos con respecto a la otra parte que se ve condicionado absolutamente a la hora de exigir y ejercer lo que le toca, pero que en función de los vicios que se van dando, ponen en duda la misma práctica de lo que teóricamente es indiscutible.
En los últimos meses, con la pandemia, hemos podido ver el «castigo» hacia una ciudadanía que no ha hecho realidad sus legitimidades, en función de «pegas» evidentes que hacían imposible por inaccesibilidad, con teléfonos que no contestan, colas en las puertas de las administraciones intolerables, o medidas que comportaban una falta de respeto hacia una ciudadanía descreída hacia todo lo que es público.
Desgraciadamente, volviendo a mi reflexión, de loque todos tendremos que ser conscientes, guste más o menos, es que no es viable una situación donde una gran parte de la población dependa de las cuentas públicas, si además eso se alimenta de falsos discursos, pues llegará el momento que no se podrá pagar y entraremos en una época de frustración que parece que no se quiere decir. Podemos seguir auto engañándonos para «ir pasando», pero lo que es evidente es que la viabilidad del sistema entrará, más bien que tarde, en una quiebra evidente.
No existe la utopía de «que el dinero público es ilimitado», sino que la evidencia, lo que pone de manifiesto es que una gestión pública mala nos lleva haciaa tiempo preferidos, donde, como siempre, los más débiles serán los más sacrificados.
Ahora que tanto se habla de las consecuencias de la situación bélica y sanitaria y sus repercusiones sobre nuestro modelo de vida, no estaría de más meditar sobre lo que es posible, desde el juicio objetivo, no hacerlo, nos puede convertir en un marco de «todos funcionarios», donde la supuesta libertad que todavía hoy podemos disfrutar, a pesar de las limitaciones, sean una historia superada.
En una determinada cadena de alimentación, abanderada del Estado, se habla de los clientes comojefes , ya que son ellos los que hacen posible la viabilidad del mismo negocio, no estria de más mirarnos en el mismo modelo para convertir el «servicio público» en un trabajo hacia los ciudadanos y no al revés.