La gente llamada nadie
Exsenador i diputat
Este artículo refleja las vivencias y opiniones de una persona cubana y amiga, perteneciente a una familia agraria cubana, a quien agradezco la forma natural, emotiva y valiente de cómo me relata los hechos. El titular del artículo: La gente llamada nadie, no es nada más, que la definición que ella da a la mayoría del pueblo cubano.
Me comenta que, Cuba se ha convertido en el país donde la palabra bloqueo, es la manifestación con la que el gobierno pretende justificar todas sus desgracias, cuando la realidad responde más a la ineficacia de la propia gestión, que ya no es capaz de convencer a la mayoría de cubanos. A la pregunta a mi interlocutora, si es el bloqueo el único culpable de todos los males, me responde que hay una gran mayoría de causas que nada tienen que ver con el bloqueo, más bien responden a una pésima gestión, estancada en un pensamiento político anclado en el pasado, donde la libertad y consecuentemente la democracia, es un horizonte todavía no alcanzado. En nuestra amena conversación, me expone algunos ejemplos que por su propio realismo, no cabe la excusa del bloqueo.
No responde al bloqueo que: la producción nacional de combustible, así como la compra externa del mismo, con las divisas recaudadas en las tiendas en MLC o bien los programas de generación de energía alternativa como la eólica o solar, no solucionan los frecuentes apagones de electricidad que sufre la población, con la consecuencia al mantenimiento de alimentos en las neveras, de poder cocinar, de tener luz en los hogares, de poder paliar las altas temperaturas de calor, es decir, vivir con una mínima calidad de vida. Los cubanos tienen que recurrir a fogones de keroseno y cuando no de leña, para cocinar los pocos alimentos disponibles; lámparas recargables para tener la más mínima luz en los hogares; abanicos de cartón, para refrescar los cuerpos bañados de sudor de niños o ancianos, se ha tenido que recurrir a medidas caseras y tradicionales, para paliar las deficiencias que los responsables del régimen no proporcionan.
No responde al bloqueo que: fungicidas, herbicidas, leche, yuca, zafra, plátanos, boniatos, malanga, etc. acaben en el mercado negro, causante del déficit abastecimiento de alimentos y consecuentemente de la rentabilidad agraria, ocasionando que las cosechas no se recojan a tiempo, con la pérdida de toneladas de productos agrarios que, esperan un mercado justo, donde el intervencionismo y corruptela no tengan ningún espacio posible de maniobra, ganando así agricultores y consumidores.
No responde al bloqueo que: los servicios médicos estén escasos de personal sanitario, cuando Cuba cuenta con una alta cualificación en la formación sanitaria, quizás porque estos no están bien considerados y prefieren ejercer en otros países, donde sus retribuciones se ajusten a sus servicios. La falta de un adecuado material sanitario, como la escasez de medicamentos, con farmacias vacías, provocan un colapso en la asistencia sanitaria, que una vez más, requiere el ingenio de la población, aplicando remedios caseros y tradicionales.
Entre otros ejemplos expuestos por la interlocutora de que no, todo se debe al bloqueo y que este desaparece en el momento que Cuba se alinea a los países modernos, acaba la tertulia con unas sabias palabras, cuando afirma: «Cuba en definitiva vivimos de esperanzas y de sueños, que nunca se realizan y hoy nuestra idiotez tiene un premio, el sufrir la realidad que tenemos y en la que aún nos negamos a creer, porque muchos todavía albergamos la secreta esperanza que, todo por lo que hemos luchado es salvable, sin embargo, quienes pueden hacerlo no les interesa, porque se perdieron y desviaron el camino, cuando dejaron de sentirse parte de los millones de cubanos».