Tribuna
Nos la jugamos
Candidata del PSC al Congreso por Tarragona
Alberto Nuñez Feijóo, candidato del PP a la presidencia del Gobierno hace unos días en una reunión con representantes de grandes corporaciones empresariales, afirmó que el impuesto sobre el patrimonio es «injusto» y dejó entrever que eliminará los impuestos extraordinarios a la banca y a las compañías eléctricas con beneficios millonarios.
Así mismo, en su intervención, el candidato del PP criticó que el gobierno del presidente Pedro Sánchez haya destinado bonos a los jóvenes o haya aprobado la gratuidad de los trenes sin distinción de rentas.
Leo las crónicas periodísticas que hablan de «grandes aplausos de los empresarios presentes en el evento.» O sea, el líder de la derecha promete bajar impuestos a las rentas más altas y los propietarios de esas mismas grandes corporaciones empresariales lo aplauden «a rabiar». Qué sorprendente, ¿verdad?
Hay que agradecer, y lo digo muy honestamente, la sinceridad del señor Feijóo. Las cosas están claras. En efecto, el tándem VOX-PP seguro que bajará los impuestos a aquellos que más tienen. Es lo que han hecho siempre. Solo hay que recordar que en plena crisis económica el Gobierno del PP tuvo la indecencia de aprobar una amnistía fiscal para los grandes delincuentes fiscales que tenían el dinero oculto en Andorra o en otros paraísos fiscales. Al mismo tiempo pasaban las tijeras a dos manos por la sanidad pública y aumentaban las inspecciones sobre los pequeños propietarios que tenían, por citar solo un ejemplo, un pequeño colmado. Y se quedaron tan anchos…
Por tanto, no tengo ni la menor duda de que, en efecto, reducirán las contribuciones fiscales de aquellos que más tienen. Lo que se olvida de decir el señor Feijóo y sus amigos de VOX es el pequeño detallito de que estas reducciones fiscales a las grandes empresas y a las grandes fortunas también tienen una traducción en forma de menos ingresos a la caja común de la Seguridad Social. Es decir, menos dinero público para la sanidad pública, para las pensiones públicas o para las prestaciones sociales públicas (pensemos, por ejemplo, en las ayudas a la dependencia). Menos, menos, menos. Recuerden el adverbio.
Y de esto van también estas elecciones. O bien tenemos un Gobierno socialista presidido por Pedro Sánchez que siga desarrollando presupuestos expansivos que aseguren la justicia social o bien pegamos un fabuloso salto atrás que nos retorne a los tiempos en que se acumulaban recortes del 20% de las inversiones en sanidad pública mientras los grandes evasores fiscales salían de rositas. ¿Queremos esto realmente? Estoy segura de que la inmensa mayoría de vosotros y vosotras no. Sed consecuentes cuando vayáis a votar. Esto va de tener o bien un Gobierno socialista con Pedro Sánchez de presidente o bien, opción cangrejo, instalar en el poder al tándem VOX-PP con las consecuencias previsibles, también en términos económicos. No hay terceras vías. Repito, no hay terceras vías.
Todos y todas hemos visto como este Gobierno progresista y feminista, sin ir más lejos, ha aumentado este año un 8'5% las pensiones (con el PP en el poder el «aumento» fue de un raquítico 0'25%), todas y todas hemos visto como el salario mínimo se ha incrementado hasta los 1.084 euros mensuales (con el PP eran 735 euros), todas y todas hemos visto como gracias a la reforma laboral que la derecha y los independentistas querían boicotear la contratación indefinida se ha disparado ya hasta el 44% (con el PP era el 10%). Y así podríamos seguir… Y subrayo, hablo de realidades objetivas, no de una declaración de intenciones.
La disyuntiva, pues, está clara: ¿Queremos seguir por la senda del progreso y de la justicia social para todos o volver a los tiempos negros de los Bárcenas, Rato y tutti quanti? De tu voto depende. Insisto: de tu voto depende. Dividir el voto progresista en opciones menores que no tienen ni la más mínima posibilidad de gobernar o «pasar» de ir a votar porque hace calor o me voy de vacaciones tan solo acerca al tándem VOX-PP al poder.
Solo una movilización masiva en las urnas de la mayoría social que cree que es perfectamente posible combinar el bienestar con la solidaridad y la justicia social, y concentrar el voto en el Partido Socialista, puede evitarlo. Así mismo estoy convencida de que Tarragona volverá a ser decisiva para lograr esta mayoría de progreso como siempre hemos demostrado en los grandes momentos de nuestra historia. Y esta, sin duda, lo es.