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Vox-PP: ¿pero, de dónde los sacan?

Candidata al Congreso del PSC por Tarragona

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Pido mucha atención a estas declaraciones: «las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene.» Sí, amigas y amigos, han leído bien. Somos para algunos, parece, seres incompletos porque «carecemos de pene». Sigo: «¿Es lícito gastar 10 millones de euros por cada asesinato de género?». O bien, ¿«es lícito iluminar de morado fachadas de edificios públicos en apoyo de una ideología que no comparte buena parte de la sociedad?» Según esta persona todo esto «huele a totalitarismo.» Es «sanchismo en estado puro». Bien, quien opina estas cosas es ya el presidente del Parlamento balear. Era el candidato de Vox y fue votado también por los diputados del PP. Es decir, Vox propone y el PP dispone. Está ya en las instituciones, en puestos de poder político, gestionando recursos públicos. Alguien que realmente opina esto: «las mujeres son más beligerantes porque carecen de pene.»

Bien, sigamos el recorrido de los pactos del Vox-PP. Valencia, en estos momentos el vicepresidente del Gobierno autonómico (Vox) es alguien que hace poco preguntaba públicamente por Twitter a sus seguidores sobre que nombre tenía que ponerle al caballo que acababa de comprar. Adelantaba algunos: podían ser o bien Caudillo (dictador fascista español) o bien Duce (dictador fascista italiano). Como el señor en cuestión no confiaba excesivamente en el nivel histórico-cultural de sus seguidores tuvo el buen tino de añadir: «se pronuncia Duche». Y este es ya el vicepresidente y, parad atención amigos y amigas, también el nuevo consejero de Cultura. ¡De Cultura! Nada más y nada menos… Nuevamente, también aquí, Vox propone y el PP dispone.

Sin movernos de Valencia el hombre que liderará la lista de Vox a las elecciones del 23-J, y líder regional de la formación ultra, es una persona condenada por violencia de genero a pena de prisión. No imputada o investigada, no, condenada con sentencia firme. Pues bien, una vez esta situación se hizo pública Vox emitió un comunicado oficial en el que indicaba que «dicha sentencia lo fue por violencia psíquica –jamás hubo una acusación de otro tipo de violencia–». ¡Increíble! Supongo que una tendría que ser del ala más radical del Vox-PP para insinuar que, si la violencia «solo» es psíquica, pues bien, no hay para tanto. Si insultas o amenazas a una mujer delante de sus hijos e hijas pues, tranquilos, es un tema «intrafamiliar.» Es de vergüenza ajena. Lo digo sinceramente, de vergüenza ajena. Da pena. Claro, cuando una lee estas noticias, que se suceden un día sí y el otro también, no puede menos que preguntarse: pero, ¿de dónde los sacan? Uno puede ser ultra reaccionario, pero presentar un currículo político mínimamente decente. Estamos en Tarragona, sin movernos mucho del mapa nos encontramos ya con presidentes de parlamentos o vicepresidentes de Gobiernos autonómicos vecinos que consideran que las mujeres somos incompletas porque no tenemos pene o que ponen a sus caballos los nombres de dictadores fascistas.

La verdad es que están embalados, como sus compañeros de viaje en Europa y Estados Unidos. ¿No dice el señor Orban que la violencia machista «es un invento de los socialistas europeos»?. ¿No dice el señor Trump que el presidente Biden cometió pucherazo en las elecciones americanas para desvirtuar la voluntad del pueblo americano? ¿No vimos el Capitolio de los Estados Unidos asaltado por una turba de fanáticos de extrema derecha? ¿No dice Bolsonaro que la victoria del candidato progresista Lula en Brasil es “el fruto de una conspiración comunista”? Ni el señor Abascal, ni la señora Ayuso se han inventado nada. Es el mismo discurso de odio al considerado otro. El mismo desprecio, las mismas mentiras.

¿Queremos esto, amigas y amigos, en el Gobierno de España? ¿Lo queremos realmente? ¿Que el odio nos gobierne? ¿De verdad?

Si la respuesta es No, el próximo 23 de julio no te quedes en casa. Ve a votar y hazlo por la candidatura socialista la única que puede parar la ola reaccionaria y garantizar cuatro años más de gobierno de progreso. Si tienes alguna duda, recuerda como he empezado este artículo. Debemos ir a votar, tenemos que hacerlo por nuestras hijas e hijos, es un deber moral. Estas no son unas elecciones rutinarias. No, no lo son. Son unas elecciones que nos sitúan en una encrucijada histórica: o bien seguimos avanzando o bien hacemos la operación cangrejo y pegamos un fenomenal salto atrás como sociedad. Esto es, honestamente, lo que pienso y siento… aunque alguien pueda considerar que lo hago porque como mujer soy un ser «más beligerante» porque «no tengo pene».

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