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Tribuna

Manifestación: ni amnistía, ni autodeterminación

Exsenador i diputat

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Si tengo que ser sincero, mi fuerte en política no son las manifestaciones, mucho más, cuando estas puedan sobrepasar la línea del pacifismo, generando enfrentamientos y cuando no, violencia. Pero también soy consciente que, muchas veces se hacen necesarias, con el fin de reivindicar aquello que exigen los ciudadanos como justo o necesario, mientras algunos sectores en el poder, hacen todo lo contrario, poniéndose de perfil ante los deseos de una mayoría. Soy más partidario de las manifestaciones, que celebran algún tipo de logro que beneficie a las personas o sociedad.

Asistí a la manifestación del pasado día 8 de octubre, en la ciudad condal de Barcelona, mi responsabilidad de ciudadano catalán y español, así me lo exigía, ante la grave situación que se aproxima, complacer a una minoría, con el único interés de continuar ostentando el poder, no todo en política debería ser válido, no creo en aquella frase de Maquiavelo, cuando dice: «El fin justifica los medios», mucho más, cuando las decisiones afectan a una gran mayoría de ciudadanos, en especial a sus libertades. No es bueno, tampoco recomendable, tratar de romper la estabilidad y convivencia que, durante años nos viene garantizado la Constitución Española, por los intereses o caprichos políticos de unos pocos. La Constitución Española puede mejorarse, sin duda alguna, pero con la complicidad de acuerdos de estado de la mayoría de españoles, sin poner en riesgo la estabilidad y la convivencia, sin roturas innecesaria, los experimentos con gaseosa, el cava suele ser caro.

Me alegro haber asistido al evento, no convocado por ningún partido político, sino por una entidad que representa a una gran mayoría de catalanes, que también se sienten orgullosos de ser españoles, de todas las tendencias o sensibilidades políticas, tanto de izquierdas, como de derechas, me refiero a Sociedad Civil Catalana. La manifestación también se vivió en un ambiente festivo, dónde miles y miles de personas, celebrábamos con verdadero orgullo, sentirnos tan catalanes como españoles, luciendo nuestras senyeras y banderas españolas, dónde todos nos saludábamos sin conocernos, pero con la afectividad propia de formar parte de una gran familia, muchos buscando la fotografía con sus líderes políticos, para rápidamente colgar en sus redes sociales, por cierto, muchos socialistas o socialdemócratas encontraron a faltar los suyos, en especial Salvador Illa y Pedro Sánchez. También el acto sirvió para decir al movimiento de Pedro Sánchez: ¡Basta ya!, de mentiras, de engaños, de ceder a las exigencias minoritarias, de no respetar al partido político que ha ganado las últimas elecciones generales, de ser incapaz de llegar a acuerdos de estado, cómo bien hacen otros países europeos o como mínimo, repetir las elecciones generales, eso sí, llevando en su programa electoral: la amnistía y referéndum de autodeterminación. Pero no, la obstinación de Pedro Sánchez, en mantenerse en el poder, sobrepasando incluso, la bondad de muchos de sus votantes o dirigentes de su propio partido, que ya no creen en su palabrería, en su charlatanería política, que saben que ahora, Pedro Sánchez, les querrá vender la moto de la amnistía, cómo una imposición de sus compañeros de viaje, me refiero al comunismo más rancio y pijo de Yolanda Díaz, para más tarde, cerrar todo el proceso de exigencias del independentismo, con un referéndum de autodeterminación, al que lo anunciaran cómo una consulta no vinculante, para así continuar mareando la perdiz. La manifestación dejó bien claro, la existencia de una gran mayoría, que está dispuesta a salir a la calle, para defender la libertad, la democracia y la convivencia, que defiende la Constitución Española. Son una gran mayoría los catalanes, que sintiéndose de derechas o izquierdas, defienden una Cataluña integrada en España, reconociendo sus propias peculiaridades, pero no cómo un instrumento para justificar una desconexión, más bien todo lo contrario, la unión, que permita que todos juntos podamos avanzar en la concordia y progreso. Por eso los manifestantes dejaron muy claro, con firme contundencia, que en el nombre de ellos: ni amnistía, ni autodeterminación.

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