Cómic
Vicent Sanchis: «El cómic es el noveno arte y lo queremos reivindicar mostrando los originales»
El periodista es asesor de la exposición ‘Còmic. Somnis i història’, que se inauguró ayer en CaixaForum Tarragona
¿Qué habéis presentado, este martes, en Tarragona?
«Es una exposición que ha pasado ya por diferentes centros de Caixaforum y que, en mi opinión, es una de las exposiciones de originales del cómico más importantes que se han hecho nunca».
¿Por qué?
«Porque reúne una cantidad importantísima de las piezas básicas del mundo del cómic: los originales. Son obras únicas, los dibujos que hicieron los autores y las autoras cuando crearon las historias, y que son la pieza fundamental que después justifica el álbum, el libro o el tebeo. Es la exposición más ambiciosa de las que se han hecho, a lo largo de la historia, en todo el mundo. Hay que tener en cuenta que, cuando hablo de esta exposición, pienso en la que se expuso en Madrid y en Barcelona, donde el espacio era más grande, y pudimos mostrar 300 originales. En Tarragona hay 150, pero igualmente es muy representativa».
Habéis hecho un trabajo importante de búsqueda de originales.
«Bernard Mahé, que es el comisario, ha aportado una parte muy importante. Después, hemos hablado con unos cincuenta coleccionistas, y yo mismo he cedido una buena parte del apartado catalán y español».
Con esta exposición, además de repasar la historia, reivindicáis el cómic como arte.
«Sí, lo reivindicamos desde muchos puntos de vista. Es nostalgia, porque para muchísima gente es el recuerdo de cuando empezaron a leer. O, como el cine y la literatura, es aventura, acción, entretenimiento. También es cultura e historia. Y, finalmente, es arte. Es el noveno arte, y esto solo se puede reivindicar mostrando los originales».
Tú eres apasionado del cómic y coleccionista. Si te pudieras llevar un original de esta exposición, ¿cuál elegirías?
«Esto de escoger uno, depende de las manías de cada cual. Puede venir una persona que haya leído Astèrix y cogería este, o alguien seguidor de Moebius y que se lleve Blueberry… Yo, que estoy muy empapado del cómic clásico norteamericano de entre 1900 y 1940, cogería una página preciosa de Flash Gordon, de Alex Raymond, de los años 30 y pico. Ver un original de Raymond siempre me ha impactado mucho».
¿Y qué original habrías querido incluir en la exposición, y por qué no ha sido posible?
Muchos, por una cuestión de precio. Ahora, todas las grandes casas de subastas del mundo subastan originales. Hay una casa de subastas norteamericana, que se llama Heritage, que hace subastas diarias. Cuando yo empecé, los originales eran baratos. Estoy hablando de hace 30-35 años, y se podían comprar obras maravillosas a precios razonables. Hoy en día se ha desbocado, también porque intervienen los fondos de inversión.
¿Hay ningún original que te hayas quedado con ganas de tener en tu colección?
Hay uno que me quedó en la boca, y nunca fue mío. La primera vez que fui a la Comic-Con de San Diego, había una sala donde los propietarios hacían subastas presenciales. Es decir, el primer día los originales tenían un precio, y la gente iba licitando. Vi un Flash Gordon y pensé «Tiene que ser mío». Yo iba con Bernat Mahé, y él tuvo el buen humor de decir a la mujer de la parada que yo era un gran coleccionista europeo (cuando, en realidad, lo era él). El original que yo quería empezó con 1.000 dólares, y cuando llegó a los 20.000 pensé que no lo podría comprar ni pidiendo un préstamo (a pesar de que alguna vez he pedido, para comprar algún Flash). El último día, cuando faltaban pocas horas para cerrar, la propietaria se me acercó y me dijo que me estaba muy agradecida, porque había calentado la subasta. Y también me dijo que nunca en la vida aquel cómic habría sido mío, porque estaba compitiendo con George Lucas.
¿Tu relación con el cómic te viene de pequeño?
«Sí, como muchísima otra gente. Yo aprendo a leer con los tebeos en casa, más que en la escuela: en un momento determinado, mirando tebeos, empecé a juntar letras. Esperaba que se acabara la clase para volver a casa y leer el Pumby, un tebeo de mi infancia, muy interesante e importante, que devoraba. Después, leí cómics junto con literatura hasta los 20-22 años. Entonces, pasé un periodo qué me cansé y abandoné el mundo del cómic, pero hacia los 28 ya vuelvo. Y sabiendo donde volvía. Había leído Apocalittici e integrati de Umberto Eco, Romano Gubern, Javier Coma… Sabía qué era el mundo del cómic y que todo aquello que había intuido de pequeño era una historia bastante importante y curiosa. A partir de entonces, volví a leer cómics y a interesarme por los originales». Ahora, la Biblioteca de Cataluña y algunos museos como el MNAC han constituído un frente para comprar y recibir donaciones de originales y colecciones de tebeos, pero por ahora es una iniciativa muy modesta.
¿Y esto, qué consecuencias puede acabar teniendo?
Pues que, mientras tenemos pendiente este centro nacional de la historieta, quizás nos sorprenderemos que hagan uno en València o en Madrid. Y, mientras tanto, iremos perdiendo patrimonio. Hay una fundación en Santander, que se unió al Centro de Arte Reina Sofía, y vino a Barcelona para comprar todos los originales del underground que había. Se lo llevaron todo, delante de nuestras narices. Se llevaron un centenar de originales de Mariscal, Nazario, Max, etc. que son los dibujantes que, desde Barcelona, crearon el underground en el estado. Todo esto, ya no es nuestro.
También hay el caso de Bruguera.
Sí, hay miles de originales de Bruguera (dicen que 50.000) que están en manos de Prensa Ibérica, actual propietaria del Periódico, y están escondidos. Las familias de los dibujantes piden que salgan a la luz, pero los propietarios no lo hacen, y la Generalitat no ha hecho de mediadora para encontrar una solución. Por otro lado, todo el fondo de la Editorial Valenciana, que es la otra editorial importante del franquismo, se ha vendido, y está en páginas web, casas de subastas… Y el problema es que la gente que colecciona se está haciendo mayor. El día que estas personas desaparezcan, otro trozo del patrimonio artístico y cultural de nuestra historia desaparecerá, desplazado o malvendido.