Diari Més

Opinió

Ángel Juárez Almendros

Presidente de Mare Terra y la RIET

«32 años sin tregua…»

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Quiero comenzar dando las gracias al jurado internacional de la ONG Sachamama por haberme incluido en la lista de los ‘100 latinos más comprometidos con la Acción Climática 2024’. Es un orgullo para mí estar galardonado junto a compañeros/as tan significativos.

Seguidamente, me gustaría hablar sobre nuestro Curso Científico Mare Terra, en el cual, efectivamente llevamos 32 años. Este año, ya que somos valientes, desde la fundación nos hemos arriesgado a retomar los cursos presencialmente y nos estrenamos de nuevo con un curso muy interesante desde nuestra Escola de Natura Francolí con el título de “Agricultura Regenerativa. Con los ojos y los pies en el suelo”.

La Agricultura Regenerativa se logra a través de técnicas como el cultivo de cobertura, el uso de compost y el rotado de cultivos, que promueven la biodiversidad microbiana y la retención de nutrientes y agua. Esto incluye el uso de cultivos diversos, la plantación de árboles y la creación de hábitats para insectos y otros animales beneficiosos. 

La diversidad biológica ayuda a equilibrar los ecosistemas y a reducir la dependencia de insumos químicos. Esta práctica implica mover los animales de un campo a otro en intervalos regulares, lo que permite que las plantas tengan tiempo para recuperarse y las praderas se regeneren de manera más efectiva.

La agricultura convencional ha contribuido de manera significativa a la degradación de los suelos, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de los recursos hídricos y el cambio climático. El uso excesivo de fertilizantes químicos, pesticidas y herbicidas, junto con las prácticas de monocultivo, ha tenido efectos devastadores sobre los ecosistemas agrícolas y ha disminuido la capacidad de los suelos para retener nutrientes y agua. 

La agricultura regenerativa ofrece una respuesta a estos problemas, proporcionando soluciones más sostenibles y resilientes que pueden ayudar a restaurar la salud de los ecosistemas y mejorar la seguridad alimentaria a largo plazo. Sin embargo, a través de las prácticas regenerativas, es posible revitalizar estos suelos, restaurando su fertilidad y su capacidad para sustentar cultivos de manera duradera.

Todo esto ayuda a capturar grandes cantidades de CO₂ y reducir la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Además, las técnicas de agricultura regenerativa ayudan a reducir la erosión, mejorando la estabilidad del terreno y protegiendo las fuentes de agua.

La transición de un sistema agrícola industrial a uno regenerativo requiere tiempo, educación, inversión y apoyo gubernamental. 

Además, las políticas públicas y los incentivos gubernamentales juegan un papel crucial en la promoción de la agricultura regenerativa. Las subvenciones y los apoyos financieros pueden ayudar a los agricultores a cubrir los costos de la transición, mientras que las políticas de carbono pueden ofrecer incentivos para que las explotaciones agrícolas participen en la captura de CO₂.

Un año más lo hemos conseguido, tendremos un curso interesante y que la sociedad necesita…

Y recordad… ¡Que nadie os robe vuestra sonrisa!

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