Leer o no leer, esa es la cuestión
A veces pienso, que la humanidad está condicionada a tener que posicionarse constantemente. Que nos pasamos la vida escogiendo un bando, y muchas veces justificándonos de porque sí o no lo hacemos. Sumando a esa situación los juicios variables en función de qué lado escojas.
Y ahora yo os planteo, leer o no leer... Tranquilos que no pediré que escojáis una de las dos opciones. Porque, ¡hay tantas en lo que concierne a la lectura! Una de las preocupaciones más altas que existen respecto a los primeros años de escolaridad, es si el niño sabe leer y escribir, además de ser un debate que no cesa en el mundo de la educación. Si en algún momento de tu vida has aprendido a leer, serás consciente de que nos pasamos toda la vida leyendo... De diferentes maneras, pero si sabes leer, lees.
Desde la receta que quieres preparar para la cena, hasta los efectos secundarios del medicamento que te han recetado, pasando por los horarios del autobús, el correo que te llega del banco, las instrucciones para montar algo o las últimas noticias de lo que haya sucedido. Sé que cuando hablamos de lectores, normalmente pensamos en libros. Sean en el formato que sean, que a veces parece que también haya que defender si te gusta más el libro digital, o el de papel, o si los vas combinando dependiendo el momento.
Cada vez se trabaja más el gusto por la lectura desde las escuelas, algo que me parece genial, y ojalá lo hubiera disfrutado yo en su día. Teniendo en cuenta que este gusto por la lectura no siempre es igual para todos, ni llega en el mismo momento. Y sabiendo que si un niño tiene dificultades para leer, seguramente no le va a gustar coger un libro.
Porque la maravilla de leer está cuando entiendes lo que lees, y eso no siempre sucede. Darse cuenta de la situación y acompañar al niño en ese proceso, creo que es clave. Saber realmente si está comprendiendo lo que está leyendo. Y ser conscientes de que no pasa nada si lo único que quieren es mirar las ilustraciones. Pedirles que imaginen a través de los dibujos, también tiene su importancia.
Y sobretodo creo que es muy importante el no saturar, porque si a un niño le cuesta leer, y le ponemos delante una página llena de palabras y frases, de entrada se va a sentir, como si no te gusta la sopa, y te ponen el plato hasta arriba. Además de la frustración que crea el ser consciente que no puedes leer todo eso. Pienso que siempre hay que ir de menos a más... Y si lee una palabra, eso ya está bien. Mañana ya le pedirás que lea dos. Y cuando sienta que es capaz de leer más de una palabra, tendrá ganas de querer leer una frase. Porque aunque seas capaz de comerte una pizza seguro que lo haces a trozos, no te la comes entera. Pues con la lectura creedme que pasa igual. Y si ve que es capaz de leer un poco, se sentirá preparado para poder leer un poco más.
Hay adultos que en su infancia no leyeron, y en cambio en un momento de su vida descubren el placer de leer, de entender, de imaginar y de abrir la mente. De sobras sabemos las ventajas de la lectura, a mí me parece precioso cuando estoy leyendo un libro, en el que la protagonista se está preparando un café, y el autor o la autora del libro, consigue que me llegue el olor a café a través de sus palabras.
Lo que leemos se nos queda dentro, tal vez al momento no seamos conscientes, pero una vez leído ahí está. En nuestra mochila de vida. Por eso es tan importante escoger bien todo lo que leemos. Y más que nunca hoy en día con la cantidad de contenido al que podemos acceder, hemos de saber lo qué leemos de donde procede, y saber de qué fuente cogemos el agua para nuestro conocimiento. Bulos que corren, no sólo de manera hablada, o visual, sino de forma escrita. Y lo lees y ahí se te queda, luego cuando te dicen que no es verdad... algo ya se ha impregnado en tu interior.
Mi bisabuelo Flaviano decía que siempre había que leer hasta un papel que te encontraras en el suelo, es más hasta un sello, que siempre te podías encontrar algo importante.
Así que da igual si poquito o mucho, ojalá seas consciente de lo que lees. Y ojalá te des un paseo hasta esa librería que tienes cerca, visites la Biblioteca, o vueles por la nube y te dejes sorprender por los títulos, las portadas, las contraportadas... De verdad que si te escuchas, tu alma te dirá, cuál es el libro que debes llevarte a casa.