Diari Més

Opinió

Jordi Collado Álvarez

Portaveu d’En Comú Podem a l’Ajuntament de Tarragona

Turismo, bien

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El Mediterráneo se disfruta callejeando y en las terrazas. Esto está bien. La Plaza Mayor, las rutas del vino, Gaudí… esto también está bien. Que nuestros monumentos luzcan como merecen, bien. Que Barcelona sea Barcelona y que Málaga sepa a Málaga, bien. Y todo esto es así, en buena parte, gracias al turismo.

Pero ese turismo que nos ha llevado tan lejos aún puede ser mejor: para que nos incluya a todos, para que sea más responsable, más amable, para que sea más auténtico. Para que sea turismo bien.

Turismo bien es que en Madrid siga habiendo gatos, es ver aún mucha arena además de gente en Cala Mitjana o en Maspalomas. Turismo bien es conseguir que el descanso y el silencio lleguen hasta el centro de las ciudades, es no renunciar a nuestra singularidad. Son niños jugando en la calle y saber quién vive en la casa de enfrente.

Turismo bien son menos souvenirs y más lugares que preserven la memoria de nuestros barrios. Es celebrar que más negocios lleguen a los 100 años. Que una tapa no solo se sirva en las mejores condiciones posibles, sino que quien te la sirva también las tenga.

Turismo bien es que Elena diga con orgullo que es recepcionista, que Miguel tenga un contrato indefinido y que todos los que trabajamos para que la gente venga a disfrutar de nuestro país también lo hagamos.

Turismo bien es calidad de vida para quienes dan vida a nuestros destinos. Es ser conscientes de la suerte que tenemos, de reconocer el paisaje donde habitamos, de contar como patrimonio al vencejo, la posidonia o la ardilla roja. Porque si el entorno tiene que pagar un coste, entonces bien, bien no es turismo.

Turismo bien es saber que la gente, si viene, es por algo, y ese algo hay que cuidarlo. Empieza por saber que las cosas se pueden hacer aún mejor, y que solo podemos hacerlo bien, bien si lo hacemos juntos.

Turismo bien. El turismo que todos queremos.

Bien, ¿verdad? Esta es una campaña de Exceltur, la confederación del turismo de España, los empresarios del turismo. Arrancó hace unos meses, y la podríamos firmar una amplia mayoría de los ciudadanos de Tarragona. Me cuesta dejar pasar esta oportunidad para preguntarme si Tarragona, bien; si la Part Alta, bien. 

La respuesta es clara: mal. La política municipal (no solo la turística) está haciendo que la Part Alta y el resto de la ciudad estén secuestradas por el espíritu desarrollista de la política de los 90: cuanto más, mejor. Y eso es un error. Incluso va en contra del turismo y, sobre todo, de su gente.

La Part Alta necesita un plan de usos que permita devolver el barrio a sus vecinos y que en las tertulias de café vuelvan a debatirse las cosas del barrio y de la ciudad. Que deje de ser más fácil comprar un imán que una barra de pan. Tarragona necesita un plan director de apartamentos turísticos que permita que en los pisos ocupados por el turismo vuelvan a vivir las gentes del barrio. 

La Part Alta necesita una apuesta comunitaria que haga posible que los niños y las niñas jueguen en la calle, recuperando la ciudad para el vecindario. Todo ello para que las personas que aman la Part Alta dejen de vivir con miedo a perder lo que son: vecinos de su barrio. Una tienda o un bar regentado por alguien que no cambia cada tres o seis meses, además de dar luz por el escaparate, genera sosiego. 

Un lugar seguro donde entrar en caso de no sentirse seguro. La luz del escaparate, una cara reconocible, un florista del que sabes el nombre… te permite estar tranquila. Las calles, que necesitan muchas mejoras, mejoran si reconoces a tus vecinas, saludas al tendero o la camarera sabe tu nombre. Porque un lugar lo hace la gente que vive en él, y para que la gente nos quiera venir a ver, no puede ser que solo les quede un mero decorado.

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