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Unas obras en un museo de Vilafranca topan con un cementerio de más de 100 esqueletos de época medieval

La diversidad de edades y la coincidencia de tumbas múltiples indican que se trataría de víctimas de la peste

Las tumbas descubiertas al lado del Vinseum a raíz de las obras de ampliación del museo.

Unas obras en un museo de Vilafranca chocan con un cementerio de más de 100 esqueletos de época medievalACN

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Las obras de ampliación del Museo de las Culturas del Vino – Vinseum han sacado a la luz el mayor cementerio medieval descubierto hasta ahora en Vilafranca del Penedès. En el espacio donde había el edificio Cal Pa i Figues, los arqueólogos han encontrado por sorpresa los restos de 113 personas enterrados. En muchos casos, están por parejas o grupos de tres, mientras también hay una fosa con 27 cadáveres. La diversidad de edades y la coincidencia de tantas tumbas múltiples lleva a los investigadores a concluir que, previsiblemente, los cuerpos corresponden a víctimas de la peste de la segunda mitad del siglo XIV. Los restos del hallazgo se han trasladado ahora al Museo de Arqueología de Catalunya para practicar las pruebas con Carbono 14 y hacer estudios de ADN que permitan acotar las características de los cuerpos.

El proyecto para ampliar el Vinseum ya preveía hacer una prospección arqueológica una vez estuviera derribado el antiguo edificio Cal Pa i Figues, con el objetivo de analizar posibles asentamientos de siglos atrás. Si bien los investigadores contaban con que encontrarían restos de silos, hornos, fragmentos de cerámica y otros elementos más o menos habituales, no se esperaban que bajo los escombros aparecería todo un cementerio lleno de esqueletos.

El hallazgo se sitúa en una antigua calle paralela a una de las fachadas del Palacio Real –edificio principal del Vinseum-. Los arqueólogos interpretan que había sido una vía de acceso al núcleo central de Vilafranca siglos atrás, y que a medios siglo XIV quedó en desuso. Habría sido entonces cuando lo habrían utilizado para enterrar los 113 cuerpos que han salido a la luz con las obras del museo. Si bien los primeros esqueletos aparecieron a finales de verano, la investigación no ha concluido hasta este 2019 y los primeros resultados se han hecho públicos ahora.

Necrópolis insólita

El conservador del Vinseum, Jordi Farré, apunta a la ACN que las necrópolis medievales acostumbran a caracterizarse por la multitud de cuerpos de edades vulnerables, de manera que predominan los niños y personas mayores. En cambio, en este yacimiento se observan cuerpos de todas las franjas. Eso les lleva a inducir que las tumbas corresponden a la segunda mitad del siglo XIV, concretamente a la devastación provocada por la peste.

Farré celebra que es el cementerio de Vilafranca más grande excavado hasta ahora, ya que hay numerosos estudios que identifican una necrópolis en el entorno más inmediato de la Basílica de Santa Maria, pero no se ha podido acceder. «Aquí nos ha sorprendido porque se sitúa en una zona pseudo marginal, y corresponde a un periodo muy acotado con muchos individuos enterrados en poco tiempo», destaca.

Análisis de ADN, el elemento clave

Una vez recuperados todos los cuerpos, las obras para levantar la ampliación del Vinseum continuarán adelante en breve. Mientras tanto, la investigación de los esqueletos y de todos los restos medievales se ha trasladado al Museo de Arqueología de Catalunya. El proceso se centra ahora en hacer dataciones de los cuerpos con Carbono 14 y analizar también el ADN.

Todo permitirá acotar las edades, sexos, grados de parentesco y patologías óseas. Al mismo tiempo, Farré destaca la importancia del estudio de ADN: servirá para comprobar si realmente las personas enterradas murieron a causa de la peste, ya que recuerda que la enfermedad era «tan fulminante» que no dejaba huellas pero sí que quedaba impregnada en el ADN.

«Podremos corroborar nuestra hipótesis o bien ver si murieron por otras enfermedades. Sí que descartamos seguro la posibilidad de que fueran muertes violentas», añade, mientras se muestra esperanzado con otros detalles que se podrán analizar después de estas primeras pruebas. Por ejemplo, augura que los resultados biológicos sumados a los estudios de los restos arquitectónicos permitirán analizar cómo era la vida y la alimentación cotidiana de la Vilafranca medieval.

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