Judicial
Juzgan a un educador de un centro de menores por abusar de una menor en Cunit a cambio de droga y dinero
El hombre afronta una pena de 18 años y medio de prisión, y 17 años más de libertad vigilada
El 27 de diciembre de 2016 el acusado contactó con ella a través de un perfil que se había creado a Facebook con el nombre 'Angel dimoni' con el objetivo «de ocultar su verdadera identidad», según la fiscalía. En aquella ocasión, escribió el mensaje «eres muy guapa».
El 28 de diciembre le pidió que lo aceptara, recurriendo a expresiones afectuosas con el fin de ganarse su confianza, y el 2 de enero le envió un nuevo mensaje donde le decía: «¿no estás? ¿Te gustaría unmadurito? Estoy muy cerca de Cunit».
Finalmente, la menor aceptó la solicitud de amistad del acusado y empezó a hablar con él sin saber que quien se ocultaba realmente bajo aquel perfil era el educador del centro. Además, durante el tiempo que chatearon ella le envió varias fotografías.
El 4 de enero le envió otro mensaje: «Hola reina, son preciosas tus fotos y tú también me gustas. Sobre lo del infierno, yo quiero llevarte al cielo, sólo hace falta una palabra tuya, un encuentro furtivo y ¡serás complacida en todos los anhelos terrenales y celestiales!».
También escribió otras expresiones como «haz de mí tu instrumento, me gustarían más fotos tuyas», «pruébame» o «qué ganas tengo, me gustaría, tú ya me entiendes, eres valiente de quedar conmigo así».
El educador consiguió concertar un encuentro con la menor el 4 de enero de 2017 delante de un supermercado de Cunit. Finalmente, la chica no acudió a la hora acordada, por lo queél insistió y le dijo que le regalaría marihuana, consiguiendo su objetivo.
Cuando se vieron ella lo reconoció pero el educador le dijo que no se asustara, que no estaba allí para llevarla al centro sino que era «el de Facebook». Cuando empezaron a hablar, la menor le pidió los 15 euros de marihuana prometidos y él le regaló 20 y tabaco.
Según el relato de la fiscalía, se fueron a pasear y cuando llegaron bajo un puente por donde no pasaba nadie, el acusado «con ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos» abrazó a la menor, le dio un beso en la boca, se bajó los pantalones y le dijo «hazme una paja», a lo que la menor, «ante la situación y dado que previamente él le había facilitado marihuana y sentía que estaba en deuda», aceptó y le hizo una felación.
Cuatro días más tarde, el 8 de enero de 2017, volvieron a hablar a través de Facebook y el acusado le propuso un encuentro en un hotel de Cunit «bajo la promesa de darle 50 euros a la vista que la menor le había comentado la precaria situación económica que sufría».
Una vez en la habitación del hotel, la mañana del 9 de enero, él le propuso mantener relaciones sexuales «si bien ella manifestó no estar segura». A pesar de eso, señala a la fiscal, insistió, se sentaron en la cama, él empezó a sacarle la ropa y, aunque ella dijo que no se sentía cómoda y se negó, él «la cogió del cuello» y la obligó a hacerle una felación.
A continuación el acusado «intentó mantener relaciones sexuales con penetración por vía vaginal y sin preservativo aunque sabía que la menor no quería». Al no poder conseguirlo, añade la fiscalía, «le introdujo los dedos por vía vaginal y después la obligó a hacerle otra felación». Una vez acabado el acto sexual, entregó 50 euros a la menor.
Al día siguiente por la tarde el acusado volvió a enviarle un mensaje en el que le decía que tenían pendiente «una buena follada» e insistió a la menor para que borrara los mensajes que habían intercambiado por Whatsapp.
El hombre se aprovechó de la adición de la menor a las drogas
El juicio ha empezado este miércoles con la reproducción a puerta cerrada de la exploración que se hizo a la menor. Posteriormente, varios agentes de los Mossos han explicado que el caso empezó a raíz de la denuncia del centro porque la niña no había vuelto de un permiso de vacaciones.
La policía localizó a la joven en Cunit y, según han relatado los agentes, se puso muy nerviosa y les explicó todos los hechos ocurridos. También les dijo que «la cosa venía de antes» y que en el centro el hombre a menudo entraba en su habitación porlas noches y le hacía caricias. Según la policía, los responsables del equipamiento «no tenían constancia de nada».
La víctima también explicó a los Mossos d'Esquadra que el educador le proporcionaba marihuana. En este sentido, el instructor del caso ha explicado que, aunque no era un traficante, el educador utilizó la adición de la chica a las drogas como reclamo y como «vía de entrada» hacia ella, con el objetivo de abusar sexualmente.
Durante la vista oral, una trabajadora del hotel ha corroborado que el hombre y la menor, de los cuales ha dicho que le sorprendió la diferencia, de edad, estuvieron una media hora dentro de la habitación del hotel y que bajaron como una pareja normal, riendo, haciendo bromas y abrazándose». Además, vio también como una vez en la calle la chica «enviaba besos» al hombre mientras este se iba.
Más de 18 años de prisión
La fiscalía acusa el hombre de un delito de incitación al contacto sexual mediante tecnologías de la información por el que pide 3 años de prisión, 4 años de libertad vigilada, que no pueda acercarse a menos de 200 metros ni comunicarse con la víctima durante 4 años, y la inhabilitación especial para el ejercicio de una profesión u oficio que comporte contacto con menores durante 7 años.
Por un delito continuado de abuso sexual a menor de 16 años, pide 12 años de prisión, 9 años de libertad vigilada, que no pueda acercarse a menos de 200 metros ni comunicarse con la víctima durante 13 años, y la inhabilitación especial para el ejercicio de una profesión u oficio que comporte contacto con menores durante 15 años.
Finalmente, fiscalía solicita 3 años y medio de prisión por un delito contra la salud pública, además de 40 euros de multa -el doble del valor de la marihuana que regaló a la menor- y el pago de las costas procesales.
La Audiencia prevé celebrar la segunda y última sesión de la vista oral el 3 de marzo en la que está previsto que declaren más testigos -entre ellos la madre de la menor- y el procesado, que lo hará en último lugar.