Sociedad
Vecinos de Calafell: «Estuvimos cruzando los dedos para que el fuego no llegara a nuestra casa»
Residentes en Bellamar y Mas Mel recuerdan la angustia con que vivieron la propagación de las llamas atizadas por el viento
Este miércoles por la mañana los vecinos de Calafell más próximos al incendio paseaban con «desolación» por la zona calcinada, en lo alto de las urbanizaciones Bellamar y Mas Mel. «Estuvimos cruzando los dedos para que el fuego no llegara a nuestra casa», relataba Eva, que dice que las llamas quemaban «muy arriba» y veían cómo «saltaban chispas muy rápido provocando nuevos focos».
Mientras esta mañana los bomberos centraban la atención al remojar las áreas quemadas y frenar algunas columnas de humo, el vecindario recordaba el «miedo» que vivió por la noche, cuando el viento atizaba las llamas. Si bien los servicios de emergencia sólo pidieron desalojar a una treintena de vecinos, varios residentes en las urbanizaciones explican que prefirieron marcharse voluntariamente. En medio de las tareas de los bomberos, la vigilancia policial y la expectación mediática, este miércoles los vecinos de Bellamar y Mas Mel se reponían del susto vivido ayer tarde. Han recordado cómo empezaron a circular los mensajes de móvil con vídeos y fotografías de la primera columna de humo y la presencia de las llamas, y como el incendio se empezó a esparcir.
Todos los vecinos entrevistados coinciden en destacar la rapidez de la actuación de los bomberos y celebran que nadie se hiciera daño, y que no haya habido daños importantes. El fuego se quedó muy cerca de las viviendas, y algunas llamas saltaron a jardines, donde este miércoles se observaban los restos de ceniza y determinados elementos quemados.
Eva relata que, al ver el fuego, se apresuraron a remojar todo el jardín «porque la sensación era que la casa se podía incendiar en cualquier momento». También dice que situaron varias toallas mojadas al suelo, en lo tocante a las puertas, para evitar la entrada de humo.
La misma angustia la recuerda a otra vecina, también de nombre Eva, que dice que prepararon unas bolsascon ropa básica para marcharse deprisa. Con todo, como en su calle los servicios de emergencia les recomendaron confinarse, sólo evacuaron a sus hijas con unos familiares. Ella y su marido se quedaron en casa.
«Estuvimos hasta las cuatro de la madrugada despiertos, porque las llamas se veían de forma impresionante,» explica, mientras lamenta que está buscando dos perros que se escaparon durante el impás de tiempo en que decidían si se marchaban todos de casa o no.
También lo tenía todo a punto para huir Alan, que hoy observaba perplejo la zona calcinada: «No era consciente de que el incendio se me había quedado tanto cerca de casa». Asegura que, a pesar de ser de noche, estaba preparado con varias cosas sentimentales y «vestido de cabo a rabo» por si les pedían desalojar su calle.
Paseando entre parcelas de bosque quemado, otro vecino, Josep, se mostraba emocionado contemplando los bosques afectados por las llamas: «Para mí la naturaleza lo es todo». En su caso, recuerda que recibió una alerta al móvil advirtiendo que tenía un incendio muy cerca de casa, y dice que automáticamente regó todos los elementos de madera del jardín y la acumulación de pinaza «para evitar que cualquier cambio de viento pudiera acercar alguna chispa y que se prendiera fuego a la vivienda».
Añade que desconectó el suministro eléctrico y retiró dos bombonas de butano, y después decidió marcharse voluntariamente hasta que el fuego amainara. En torno a la medianoche, cuando tuvo constancia que los bomberos permitían el retorno de la treintena de personas desalojadas, él también volvió a casa.