Prat quería utilizar el cargo en el ICS para acceder a un gran hospital en Rumania
El expresidente de la empresa sanitaria pública recibía inversores que proponían «un nuevo modelo catalán de medicina» al país de los Cárpatos
El medio cita episodios como lo que, el 11 de mayo de 2011, llevabaa una funcionaria del ICS a remitir a Oliverus –empresa propietaria de la sede del sindicato Satse- un correo en que instaba a la sociedad a firmar un nuevo contrato de alquiler. Siempre según el rotativo el ICS, que sufría recortes, pretendía rebajar las mensualidades que abonaba para hacer uso del inmueble. Cabado le reenvió el correo a Prat apuntando que le remitía «la carta que ha enviado el ICS a Oliverus para firmar contrato de los pisos en Pelai, creo que es con la reducción del 40%. Me aconsejaste que me esperara, pero han enviado esta carta. El gerente del ICS no tiene ni idea de quien es el propietario». La funcionaria, al no tener respuesta, insiste, y cita Cabado el 8 de junio. Antes, este envía otro correo donde apunta que «me ha dado fecha para el 8 de junio. Como nos tenemos que ver el 6, ya me dirás qué tengo» que «hacer». Un portavoz del ICS asegura que en mayo de 2011 se firmó el último contrato entre el ICS y Oliverus, en el cual se realizó una rebaja del 42% con respecto a aquello que se estaba pagando el mes anterior, hecho porel cual las gestiones de Cabado con Prat no tuvieron éxito.
Un «GrupCatalàde Salut»
En el proyecto para construir un gran hospital en Rumania, Prat y Cabado «abrió las puertas del ICS gracias a su relación con Prat» a las dos empresas –una de los Estados Unidos y una española– encargadas del proyecto. Segundos los correos que recoge El País, Prat recibió a los inversores interesados al levantar el hospital a la sede del ICS, cosa que permitió a la empresa española una demostración de poder delante de la de los Estados Unidos, que lo acompañaba en el proyecto. Con todo, el propietario de esta última, remitió en Prat un correo donde agradecía «el honor» de haber podido reunirse personalmente con él e invitaba a una entidad que llamaba«GrupCatalàde Salut» a unirse al «desarrollo de un nuevo modelo catalán de medicina en Rumania», así como a visitar el país para poder conocer de primera mano las oportunidades que este ofrece en el negocio. Al viaje, que finalmente tuvo lugar, participó Cabado, pero no Prat. El papel de uno y otro al proyecto rumano era convertirse en el socio sanitario que aporta la experiencia de un modelo que «ya se ha llevado a cabo en España». El ICS, como dependiendo de la Generalitat, no podría haberse involucrado en un proyecto así, y este acabó fracasando por otras causas.