Vecinos del IMAC denuncian el exceso de ruido del bar que hay en el jardín
Hay cerca de un centenar de afectados por las actuaciones y actividades musicales que se hacen en este espacio
Las actividades que se realizan en los Jardines de la Casa Rulldel IMAC causan un ruido excesivamente «elevado». Eso es el que denuncian los vecinos de la zona, especialmente los de la calle Sant Elies, la comunidad de Sant Joan número 25 y los números 5 y 7 de Sardà y Cailà.
El año pasado el Ayuntamiento de Reus los envió una cédula de notificación avisando a algunos vecinos, no todos, que indicaba que se procedería con la actividad del bar con terraza y que tenían un plazo de 10 días para presentar alegaciones. Así lo hicieron conjuntamente, en medio mayo los vecinos denunciaban el «nivel de ruido ambiental molesto, excesivamente elevado», además de los olores de la comida que los sube desde la cocina del local. La respuesta municipal no llegó hasta medio julio, pasados los meses de más actividad en el jardín del IMAC, donde se especificaba la normativa municipal que regulaba todos estos hechos.
«Por lo que sabemos, la actividad tendría que ser de bar terraza, no de bar musical», expone Maria Lluïsa Prunera, vecina afectada. Entre todos denuncian que en verano no pueden estar tranquilos en casa ya que creen que se superan los límites de decibelios permitidos, que son de 45 dBA durante horario nocturno y 55 dBA durante el día. La normativa municipal también expone que «en caso de quejas de ruido por parte de los vecinos la actividad quedará limitada de las 8 h a las 23 h». Hecho que los denunciantes aseguran que no se cumple, ya que el año pasado ya empezaron algunos de los conciertos a las once de la noche. Sin embargo, Vicent Terol argumenta que «ya no es cuestión de horas sino de excesivo ruido» y remarca que «cada vez suben más el volumen y está menos controlado».
También exponen que, aunque la mayor parte de la actividad se concentra en el mes de julio, se han echado otros conciertos de este periodo, además de la música de ambiente.
«Creemos que la actividad que antes había en la Palma se ha desviado hasta aquí», reflexiona Bernat Marsal, afectado y presidente de la comunidad de vecinos de la escaleraSant Joan 25. También lanza otra pregunta al aire al querer «saber si se trata de un espacio preparado para conciertos, que creo que no».
Cristales resquebrajados
Los problemas del ruido afectan de formas diferentes a los vecinos. El principal problema, y el común en todos, es el ruido. Durante el tiempo de verano muchos de los ciudadanos de la zona tienen que cerrar las ventanas para minimizar la acústica. «Con ventanas de doble venir y lo tenemos que tener todo cerrado», expone Teruel, que añade que «el bar es muy posterior a la gente que vive aquí». Algunos no disponen de aire acondicionado y eso todavía hace más difícil tener las ventanas cerradas a los meses de más calor del año.
Por su parte, Prunera alega que tiene algún cristal resquebrajado y que tanto ella como otros vecinos de los números 6,8 y 10 de la calle Sant Elies el pasado noviembre tuvieron humedades porque, según les explicó el lampista, «del ruido se habían removido las cañerías».
La representación de los vecinos afirman que están dispuestos a llegar hasta el final e incluso se habían planteado la posibilidad de llevar|traer un notario que hiciera acto durante «el momento álgido» y efectuar una denuncia. Exponen que han pedido hablar con el máximo responsable del IMAC con el fin de llegar a un entendimiento. Sin embargo, ver que a una queja presentada en mayo se los respondía en el mes de julio, los hace prever que este año tampoco habrá una mejora. Hay que esperar, primero, a conocer la programación prevista para este verano. Por su parte, desde la concejalía de Cultura afirman que se está cumpliendo la normativa y no se actúa por encima de los decibelios estipulados.