Renuevan el Teatro Bravium y prevén reabrirlo para la temporada de otoño
Utilizarán butacas que habían formado parte del antiguo auditorio de la Fira y remodelarán el escenario, la sala, el vestíbulo y el bar
«Un lavado de cara del Bravium». Así es como la actriz y miembro de la junta de Bravium Teatre, Lourdes Domènech, describe la renovación que estos meses de verano están llevando a cabo de las emblemáticas instalaciones. El objetivo del colectivo es renovar varios espacios para conseguir que el teatro vuelva a lucir con total seguridad y poder reanudar la actividad en otoño, entre septiembre y octubre. De entrada, un cambio importante será la renovación del patio de butacas. Domènech detalla que «después de hacer los trámites con el Ayuntamiento hemos conseguido quedarnos con butacas procedentes del antiguo auditorio de la Fira». De esta manera, se puede reutilizar un material que se encuentra en buen estado y que sustituirá unos asientos que tienen más de diez años de vida. A la vez, cambiarán el telón y será de un material ignífugo, pintarán el escenario, las paredes de la sala, el vestíbulo y el bar.
«También estamos trabajando para trasladar todo el vestuario que tenemos hasta el mismo teatro. Actualmente lo tenemos guardado en una casa de allado y, ahora, estamos colocando unas barras poder almacenarlo mejor», explica Domènech. Más allá de las reformas, una de las peculiaridades que esconde este colectivo es que cuenta con casi 3.000 trajes. Por este motivo, la actriz destaca que «de momento, la idea es obtener los patrones de aquellos trajes que ya no se puedan utilizar para hacer nuevos». Además, a largo plazo, quieren conservar aquellas piezas más antiguas y, posiblemente, también exponerlos. «Después de las piezas del Bravium que están expuestas en el Teatro Fortuny, nosotros todavía conservamos trajes que tienen más de cien años. Aunque no se pueden utilizar porque están muy viejos, se podría buscar otras maneras de ponerlos en valor y conservarlos». Entreéstos se pueden encontrar uniformes de soldados, trajes de diablos o largas faldas de mujer.
La instalación de las butacas se prevé que se lleve a cabo estas primeras semanas de agosto, aunque todavía acaban de cortar los hierros y adaptar estas piezas en la sala. No obstante, el colectivo ya tiene cerrada la programación de actividades hasta el mes de diciembre. Domènech asegura que «queremos seguir manteniendo un teatro vivo y abierto».