«Morir en Venezuela hace más daño»
El escritor de Caracas presenta en Reus su libro ‘Primer Cielo, último Infierno’ donde narra la muerte de su madre dentro de la crisis venezolana
Médicos cubanos que dan aspirinas para cuidar el cáncer, apagones en los quirófanos, bebés alojados en cajas de cartón, depósitos de cadáveres con los congeladores estropeados, virus que te matan una semana después de la operación, asesinos y médicos operando a punto de pistola, pacientes buscando medicación que no existe... Podría parecer una serie de televisión de éxito asegurado de no ser porque este es el vivo reflejo de la Venezuela de hoy. Lo que ha hecho a Humberto Balcázar, periodista de Caracas que vivió en primera persona este camino hacia los infiernos de lo que sobrevivió, incluso a costa de perder a su propia madre, muerta por falta de medicación para su quimioterapia.
—¿Todo eso es Primer Cielo, Último Infierno?
—Y más: el presidente Maduro afirmando en la televisión que Venezuela, el país más peligroso de la América Latina tiene una calidad de vida excelente, negando que uno 73 por ciento ciudadanos rayan la pobreza, que hacen largas colas en los supermercados con cartillas de racionamiento (como la posguerra española), mientras los niños cazan palomas y gatos para comérselos.
—¿Cuál es la misión de este libro?
—Explicar una verdad que actualmente está pasando en uno de los países más ricos en recursos del mundo. Contar la realidad de un país donde la gente muere por falta de medicamentos y de hospitales públicos óptimos para tratar casos de Urgencia.
—¿Y qué pretende?
—Captar la atención de la gente y hacer que muchos dejen de hacer la vista gorda ante un problema de crisis humanitaria. Hoy en día, mientras vamos a caros conciertos, comemos en la calle y gastamos dinero, en muchos se les olvida de que hay personas que necesitan ayuda, que llaman en todo pulmón a una necesidad delante del mundo y no obstante, no son escuchados.
—¿De donde ha salido la historia?
—Es una historia que viví en carne propia hace algunos años. Este es un problema que viene colgante de una soga desde hace mucho tiempo y ahora ha reventado por la parte más delgada. Está escrita en primera persona, desde la misma gente que sufre esta crisis.
—¿Escribir este libro era una necesidad?
—Más que contar, era una carga que llevaba desde hacía mucho de tiempo encima. Perdí a mi madre por medicamentos contra el cáncer que nunca llegaron, ante la impotencia de no poder hacer nada. Ella siempre ha estado viviendo dentro mío y, de alguna manera, tenía que drenar este sentimiento. Hoy en día siento que me he sacado un peso de encima y, quizás no solucionaré la crisis humanitaria por la cual pasa Venezuela, pero sí que es una novela que se hace eco de lo que está pasando. El mundo se tiene que enterar.
—¿Por qué cree que el lector tiene que leer tu libro?
—Espero que la gente reaccione y tome conciencia. Estamos hablando de niños recién nacidos colocados a cajas de cartón en condiciones sumamente precarias, de personas muriendo de pobreza. No podemos seguir haciendo la vista gorda ante los problemas que están pasando en el mundo. Se tiene que hacer algo. El lector lo tiene que leer por qué entre tanta podredumbre siempre hay un mensaje de esperanza, que por más difícil que sea un problema siempre se tiene que ser positivo. Es un libro para personas de cualquier nacionalidad, estoy seguro de que les hará comparar su vida con la de los venezolanos y valorar lo que tienen, que quizás es peor, pero siempre se sale hacia adelante.
—En la sinopsis de su libro he visto una dedicatoria a su país. ¿Me la repite?
—Una canción de amor en la Venezuela que conocí de niño, la tierra más hermosa del mundo y que ahora languidece en un largo pesadilla bajo los dominios del chavismo, a una enfermedad feroz y malvada, tal vez, sin cura.
—Pocos lo conocerán, explíqueme alguna cosa de Usted.
—Soy un venezolano que vive en Barcelona desde hace dos años. De niño publiqué los primeros cuentos infantiles en revistas y diarios de Caracas. Estudié Comunicación Social y en el 2014 viajé a España para cursar Literatura y cine, pero el Gobierno de mi país no aprobó la adquisición de divisas para no considerarlas carreras prioritarias.
—¿Qué piensa del gobierno venezolano?
—Un gobierno que no cuide la salud de los ciudadanos y que no asegure su supervivencia es un gobierno de ladrones. Y este libro es mi grito, mi denuncia, pero también una canción fúnebre y lamentosa. Esta novela es un homenaje a las personas que, como mi madre, Ana Balcázar, murieron.
Puede seguir viendo las noticias en la tele, o ir el día 15 de diciembre, a las 7 de la tarde, en la Biblioteca Xavier Amorós de Reus a conocer con la voz de Balcázar, qué es Venezuela ahora.