Sin subvención para los vecinos que no retiren las placas franquistas
El consistorio emplazará a las comunidades que todavía tengan estos símbolos a que las saquen de sus bloques
La retirada de placas franquistas fue uno de los puntos que centraron la atención del pleno el pasado lunes, a moción presentada por la CUP. En la sesión quedó aprobado que el Ayuntamiento procederá a hacer una nueva revisión y consecuente retirada de los elementos de este tipo que puedan quedar en los espacios públicos de la ciudad. Además, sin embargo, también se acordó instar a la retirada de estos elementos que también imperan en las propiedades privadas. Principalmente, estamos hablando de las placas grises con el distintivo del Ministerio de la Vivienda que todavía hay en algunos bloques de la ciudad, como pueden ser las zonas del sur o próximas al centro.
En este sentido, en el pleno se acordó que el Ayuntamiento también insistirá a las comunidades de vecinos en sacar estos elementos, pero, en caso de que estas se negaran a hacerlo, el consistorio retiraría las subvenciones a los bloques que tuvieran concedida una, para llevar a cabo como podría ser, por ejemplo, la rehabilitación de sus fachadas, y posteriormente las brigadas municipales procederían a su retirada. La moción presentada por la CUP surgía después de constatar que «somos la tercera ciudad de Cataluña que tiene más símbolos de este tipo, en concreto, 227», según mencionaba la concejala de la formación anticapalista, Mariona Quadrada, durante la sesión del lunes pasado. Así, los cupaires afirmaban que la ley de la memoria histórica y el punto del artículo 54 del Estatuto «no se estaba cumpliendo» y que «estamos llegando tarde después de la muerte de Franco hace cuarenta años». De hecho, la CUP ya había hecho varias mociones desde 2012, donde se instaba en el Instituto Municipal de Museos a hacer un inventario de los símbolos presentes en la ciudad, para que fueran retirados por las Brigadas Municipales, y depositados en el fondo histórico del Museo. Esta «museización», de hecho, volvió a ser puesta sobre la mesa en los días previos a la celebración del último pleno.
Los retratos no se tocarán
Por su parte, durante el plenario, el alcalde de Reus, Carles Pellicer, aseguró que las fotografías de los alcaldes de la época franquista que hay en el Palau Municipal, en la galería de alcaldes de la sala Evarist Fàbregas, no se retirarán, una reclamación que también habían hecho desde el primer partido de la oposición. Pellicer considera que no era «pertinente» incidir en este asunto y aseguró que no habría ningún tipo de modificación mientras él fuera el alcalde de la ciudad.
Precisamente, la cuestión simbólica despertó también algunos reproches por parte de los partidos de la oposición hacia a la moción de los cupaires, como las del Partido Popular, que se acabó absteniendo. Así, Sebastià Domènech pedía diferenciar entre «alcaldes franquistas y alcaldes de la época de Franco». Respecto a la simbología, el Popular añadía también que podríamos borrar las tachaduras comunistas y de la lucha de clases». Por su parte, desde el grupo municipal de Ciutadans tildaron a los cupaires de «utilizar el comodín de Franco», añadiendo que la reconciliación ya se había producido, unas palabras que fueron contestadas por los cupaires defendiendo la legitimidad de la moción que presentaban en el plenario.
Algunos de los símbolos franquistas que quedaban en la ciudad se han eliminado en los últimos años. Por ejemplo, en el 2008 se retiró la placa instalada en un monolito de piedra que conmemoraba la inauguración del barrio Gaudí, en 1972.