La vida asociativa del barrio Gaudí crece con cuatro 'mini|minio' asociaciones
Distribuidos por edades y supervisados por un monitor, jóvenes de entre 8 y 18 años se implicarán directamente en el día a día
La vida asociativa en el barrio Gaudí tomará volada de forma inminente a raíz de un nuevo proyecto que pretende que sean los niños y jóvenes a los que creen, de una forma «virtual», pequeñas asociaciones. El objetivo es que los niños sean los propios protagonistas de aquello que pasa en su zona residencial y puedan plantear toda una serie de actividades «en vez de que seamos los adultos los que digamos qué se tiene que hacer y qué actividades se tienen que hacer estrictamente por los chiquillos», tal como explica Antonio Montoya, responsable de la oficina de la atención en el vecindario.
Organizados inicialmente en cuatro grupos, la creación de las asociaciones «no se hace de manera formal y con trámites burocráticos ya que son menores de edad». El modus operandi será llegurament diferente al de una asociación formal: así, se reunirán físicamente cada quince días –una semana dos y la otra los otros dos grupos restantes– y estarán siempre supervisados por una persona de la asociación «que les hará de monitor o tutor».
Cada una de estas cuatro ‘miniasociaciones’ se diferencia en función de las diversas franjas de edad –a partir de los 8 y hasta los 18 años– y según explica Montoya, cada una de estas agrupaciones «puede tener cuatro cinco presidentes y un secretario, tesorero y los vocales». En total, habrá involucrados entre 50 y 60 niños del barrio; sin embargo, según explica Montoya, «estamos abiertos a que se pueda sumar cualquier otra persona de la ciudad que venga a hacer una actividad de forma habitual en esta zona de la ciudad», argumenta el responsable de la oficina de la atención en el vecindario.
Eso sí, «en la práctica la toma de decisiones será la misma que en una asociación normal y corriente». Todo para que se pueda hacer realidad los objetivos que ellos mismos se han propuesto: «siempre que sea legal; imposible no hay nada si impera el sentido común». El trasfondo de este proyecto, es según Montoya, constituir, haciendo un símil futbolístico, una especie de ‘Masia‘ o cantera que defina el futuro de la asociación de vecinos, más allá que ellos puedan proponer sus actividades: «les queremos iniciar en lo que es la vida asociativa y la dinámica de la entidad, con todos los valores que eso supone; como comportarse en público, trabajar en equipo y el respeto a las opiniones diferenciadas, en definitiva, los valores de la democracia». En este sentido, durante las reuniones será el mismo monitor quien las dirigirá, «velando por el comportamiento y para que no haya una desviación ni en el lenguaje ni en el comportamiento».
«Al final lo que queremos hacer es formar a estos chiquillos porque ellos son el futuro de la asociación», comenta Montoya. La asociación de vecinos hace falta recordar que engloba, vía junta directiva, a varias entidades que funcionan de forman independiente como es el caso de los Amigos del barrio Gaudí o el Club Deportivo y que hacen que de esta manera «se evite organizar una coordinadora de entidades». Con las ‘miniasociaciones’ los vecinos esperan que el crecimiento y la vida de esta zona de la ciudad tenga un futuro definido.