«Se denuncia poco el maltrato animal y hay que educar en el respeto»
La jueza del Penal número 1 de Reus pide que la ley deje de considerar objetos las mascotas
«Desde que estoy en el juzgado, yo personalmente, sólo he visto a una persona acusada de maltrato animal, acusada de haber muerto un gato a garrotazos. Y también otro tipo de delito que llevaba|traía asociado el de maltrato por la muerte de dos perros a golpes de piedra. En este último, en concreto, se llegó a una conformidad y no se penalizó el delito de maltrato». Lo explica la jueza del Juzgado de lo Penal número 1 de Reus, Maria José Llanes del Barrio, que detalla que, hechos de estos tipos, «la gente no les denuncia y hace falta una labor educativa importante en el tema del respeto en cualquier ámbito» y que, al mismo tiempo, «si alguien da el aviso que ha encontrado a un animal muerto y con signos de violencia, quien acude es un servicio de limpieza que trata el animal como un residuo sólido. Ni siquiera lo preserva a fin de que sea objeto de pericia y se pueda determinar como murió, por qué y en manos de quien».
La magistrada ofreció ayer, al Colegio de Abogados de Reus, una conferencia sobre la última reforma del Código Penal en materia de delitos de protección de los animales domésticos, donde «para empezar, habría que fijar uno diferente bien jurídico de protección, porque el animal sigue considerándose un objeto y propiedad de una persona.
Susceptible de ser comprado, vendido, maltratado a expensas de su dueño». Y es que «al igual que hay delitos que atentan contra la libertad, contra la integridad moral o el patrimonio, en el maltrato animal el contexto es el de delitos contra la flora y la fauna», añade Lanas del Barrio, que valora que «la protección jurídica subjetiva, que se trate el animal como un ser vivo, tendría unas consecuencias notables». «El animal, cada vez es menos cosa y cada vez está más sujeto. Aun así, quedan conceptos en que permiten al juez aplicar una subjetividad que no tendría que ser. Si estuviera más definido, quedaría poco espacio para la sensibilidad personal en que uno puede tener ante determinadas situaciones aunque sea imparcial», concluye la magistrada.
El caso de la Muki
La misma jueza adoptó, a través del Refugi Baix Camp, un perro que, con sólo un año de vida, había sido recogido de un contenedor y ya había sufrido todavía un segundo episodio de abandono. La Muki, una de las dos mascotas que ayer participaba en la conferencia al Colegio de Abogados de Reus, arrastra secuelas de la situación que vivió.