La reforma de la plaza Pablo Picasso abre el Tanatorio municipal a la ciudad
El proyecto acaba de abordar uno de los puntos principales, el derribo de los muros que impedían ver el edificio
Las obras de reforma del entorno del Tanatorio municipal han abordado en las últimas semanas una de las partes más relevantes del proyecto, la que afecta en el derribo de los muros que, hasta hace poco, disimulaban dentro de la plaza Pablo Picasso el edificio que alberga Reus Serveis Funeraris. Con una inversión de 126.617 euros y un plazo de ejecución de tres meses desde el inicio de los trabajos, que se produjo al principio de marzo, el cambio de imagen del Tanatorio tendría que quedar completado este mismo verano y haber culminado un doble objetivo en la zona: reordenar el espacio para hacerlo más útil y cómodo para los usuarios del edificio y, al mismo tiempo, hacer la construcción más visible y accesible desde la avenida del Presidente Macià. De momento, y a la espera de que la empresa adjudicataria, que es Infraestructuras Trade SL, continui avanzando sobre el terreno, el edificio conecta ya visualmente con la zona.
Nuevos sistemas de rampas servirán para salvar, una vez la obra quede terminada, las entradas en el recinto del Tanatorio municipal, que a su vez ganará una estructura exterior y recubierta por vegetación, mientras que la plaza de Pablo Picasso quedará liberada de los muros de contención de las jardineras en que tocaban en la acera, los cuales han sido ha parcialmente derribados. El proyecto reaprovechará y reubicará las baldosas que se están levantando ahora al centro de la plaza mientras que el arbolado que se ha retirado irá a parar el entorno del cementerio en su mayoría.
En pleno tramo final
En la plaza, las obras plantean una rampa muy suave -del 3,5%-, con 22 metros de largura y 6,6 metros de anchura, con el mismo pavimento de llambordins, que lleva hasta una pequeña plaza, como vestíbulo exterior del equipamiento, con una pendiente del 5,5%. Desde esta rampa hasta las jardineras que lo separan de la avenida de Bellissens se formará una nueva franja verde de 47 metros de largura y 9,5 metros de anchura con césped o con hiedra de hoja pequeña. Desde la calle Sol i Ortega se vuelve a repetir la misma solución; esta vez, sin embargo, la dimensión de la rampa en anchura es de 2 metros. Estas intervenciones tienen como objeto que el acercamiento en el edificio, salvando un desnivel de 1,5 metros, se haga de forma imperceptible. Como fondo de este espacio exterior y como nexo con el vestíbulo interior, se construirá un espacio cubierto.
Atendiendo siempre a los plazos que a su momento se anunciaron, los trabajos tendrían que encontrarse cerca de su final en torno al Tanatorio, donde operarios trabajan ahora en el enladrillado después de haber centrado los esfuerzos en la demolición de los muros de contención que no permitían intuir la silueta del equipamiento desde la calle, y que ya empiezan a dibujar el horizonte que Urbanismo perseguía.