Las alfombras de flores y la procesón de Corpus ponen el prólogo a Sant Pere

Reus se levantó ayer pronto, bien atenta al Toque de Fiesta, para acabar de adornar las calles de su casco antiguo con las tradicionales alfombras de flores que, ya hacia la noche, pondrían todo el color y un perfume especial en la procesión de Corpus. Bailaba todavía el huevo en el atrio de San Sebastián y pequeños y grandes acababan de digerir las cerca de 6.500 cocas de cerezas que la ciudad ha repartido desde el jueves, en un caluroso fin de semana remojado de vermú y que ayer dio una última oportunidad de lucimiento a los Nonos, a la Mulassa, los Gegants y también el Àliga. Empezando desde encima de la calle Monterols, los que hacia la tarde los esperaban en el Mercadal oían de lejos los acompañamientos musicales de cada elemento, melodías que se volverán de nuevo familiares estos días con la irrupción de la Fiesta Mayor de Sant Pere.

Las alfombras de flores, hechas con manos expertas y devotas que las seguían terminando todavía al punto de las doce, se fueron perdiendo en el paso suave de la procesión, precedida por la cruz procesional que cargaban a los cofrades con los pendones y estandartes, acompañados por los niños que hacen la primera comunión, la escolanía y la capilla de cantores, el Santíssim bajo tálamo, los vicarios y rectores de las parroquias de Reus y el prior. Y es que la Prioral de Sant Pere acogía hacia la noche el instante más solemne del Corpus y de cuatro días que han sido marcados por las celebraciones, después de que hacia al mediodía se hubiera celebrado la misa en el mismo templo y que el propio toque de fiesta hubiera puesto los Gegants a recorrer las calles de la ciudad, y una vez celebrado el oficio religioso de las seis y media de la tarde que da el sentido original al Corpus.

Una unión de celebraciones

Este año ya hace dos décadas que se recuperó esta tradición de engalanar la ciudad con las alfombras de flores o de aserraduras. El Corpus se ha consolidado como una fiesta que une tradición popular y religión reusense. La celebración pública de la eucaristía sirve a la vez como prólogo para la Fiesta Mayor de Sant Pere. El recorrido de la profecesión iba desde la plaza de la Prioral de Sant Pere a la Presó y subiendo hasta la plaza de Prim, hasta volver al lugarde inicio y acabar, como no podía ser de otra manera, con los últimos bailes de los Nanos, la Mulassa, los Gegants y el Áliga, que ya no se volverán a ver hasta la Fiesta Mayores de Reus. El programa de Sant Pere arrancará este miércoles con la presentación del Ball de Marcos Vicente. Con referencias del XIX y principio XX, el baile explica la historia de un travieso pirata que, después de mil fechorías, abandona la vida delictiva. Por la noche, empiezan las Barracas de Fiesta Mayor.