«El yoga es un limpiador de filtros, pierdes el miedo y ganas libertad en tu respuesta»

— Hace más de 40 años que practica el yoga. ¿Cómo llega esta disciplina a su vida?

— Llego por las inquietudes que surgen durante la adolescencia, por los planteamientos vitales. Buscaba una respuesta a la vida, no se me sentía satisfecha, y el yoga fue realmente sorprendente. Me cautivó. Mientras hacía la carrera, sin tener los conocimientos, y siendo muy joven, ya empecé a dar clases.

— ¿Qué respuestas encontró en el yoga?

— Era una época de mucha motivación política, pero no encontraba respuestas, porque las personas podemos tener unos ideales, pero lo que vale, sobre todo cuando eres adolescente, son las relaciones personales. Y el yoga me abrió el horizonte. Te da las respuestas para salir de los límites mentales y emocionales, te agranda como persona, y supongo que eso es lo que encontré, porque me tiré de cabeza. Con todo, me tomé un tiempo para reflexionar sobre si realmente lo que quería era dedicarme en eso, una cosa extraña y minoritaria, o a lo que había estudiado, soy licenciada en Ciencias de la Información, y ya había trabajado en este sector. Me fui un año a Suiza, a un lugar que me convenía, tranquilo, en la montaña, con ratos para poder reflexionar, y decidí que me dedicaría a eso.

— ¿A medida que se ha ido haciendo mayor, ha ido creciendo también en el yoga?

— El yoga te ayuda en el proceso de la vida. Siempre. Porque lo único que hace es sacar tus obstáculos. Todos tenemos una inmensa capacidad de todo, y lo que hay son obstáculos, filtros. La mente utiliza estos filtros, que también están vinculados a nuestra vida emocional, en aquello que hemos vivido, lo que hemos mamado, lo que hemos heredado... El yoga es un limpiador de filtros, y a medida que vas viendo que los límites se ensanchan y que los filtros no son compactos y fijos, sino que son móviles, ganas capacidad de respuesta. Hay menos miedo, más capacidad de trabajo, más libertad en tu respuesta, y por lo tanto el yoga te hace ser más feliz, porque no hay tanta angustia, ansia. Miedo, en definitiva.

— ¿El yoga también tiene un componente físico?

— El yoga te hace estar en forma. Podemos empezar por el trabajo de los pies, hasta las rodillas, las ingles, las caderas... Ponemos por ejemplo a una persona a quien le interese caminar. De lo que más se queja, sobre todo si es de mi edad, es de las rodillas. Cuanta más capacidad tengas con el pie y el tobillo, movimiento y fuerza en las inserciones del pie en la pierna, y cuanto más movimiento tengas en la cabeza del fémur, mejor. Si vas a caminar por un canchal, tu movimiento no está sólo en la rodilla, sino repartido en tres articulaciones, que están ágiles y fuertes porque has trabajado toda la articulación de la cabeza del fémur por ejemplo. Lo mismo pasa con el corazón, con el estiramiento de la columna, con la musculatura de los paravertebrales, etc. Siempre hay que tener precauciones dependiendo de cómo está cada persona, pero el yoga ayuda muchísimo, no es lo que a veces uno se piensa que es. Porque además hay muchos tipos de yoga.

— No todas las escuelas de yoga son iguales. ¿Cómo es la suya?

— Yo no empecé con el método iyengar, y con todo ya me iba bien. Pero cuando lo descubrí quedé muy sorprendida. Al principio es muy preciso y anatómico, pero integra perfectamente la anatomía en el ser. No somos diferentes de lo que somos. Y loque somos tiene una base anatómica, fisiológica, biológica, por lo tanto unifica muy bien. Este método me pareció genial, lo que pasa es que primero desconcierta un poco. Porque si yo te digo ‘abre bien los dedos de los pies a la vez que estás presionando al suelo, y también con el talón, y alineando el tobillo’, seguramente no lo podrás hacer, parecerá que no tienes bastante dominio. Pero en realidad el dominio lo tenemos en potencia, lo que pasa es que no lo hemos utilizado. Y tengas la edad que tengas, tu sistema nervioso irá llegando poco a poco. Por lo tanto, este método trabaja muy bien desde el sistema nervioso. Y al mismo tiempo con mucha protección, sabiendo muy bien qué puedes hacer y qué no. Y eso, si das clases, te ayuda mucho a dar a una clase muy bien adaptada y con muy buena pedagogía según el tipo de la persona.

— ¿Cuáles son las principales motivaciones de las personas que se acercan al centro para empezar a hacer yoga?

— Hay de todo, pero muchas personas vienen porque tienen un problema de salud. O porque quieren estar mejor. O porque saben que podrían mejorar de alguna manera. Por ejemplo, ‘me he hecho mayor, veo que he perdido unas capacidades que tenía y me gustaría poder volver a hacer aquello que hacía antes’. Si uno se pone seriamente, con constancia, el yoga aporta muchísimo. Muchas veces más de lo que uno se piensa.

-¿Le llega gente que se acerca al yoga para combatir el estrés?

-Sí.

-Y les funciona?

-Yo creo que sí. Una cosa es que tengas una vida llena de cosas y con mucho por hacer. Y la otra es que eso te haga sentiragobiatdo, que no puedes responder. Hacer yoga no quiere decir que tengas una vida vacía. Al contrario, puedes dar más respuestas a la vida que has escogido o que en aquel momento te toca vivir.