Diari Més

«Mi abuelo y mi abuela, los dos murieron en el mismo bombardeo»

Testigos reales reusenses supervivientes de los ataques de la aviación fascista hacen revivir la Guerra Civil en el espectáculo «Mirant al cel, foradant la terra»

L'associació Mandríl·lia va convertir la Mercadal en un camp de defensa antifranquista.

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«Mi abuelo y mi abuela, los dos murieron en el mismo bombardeo. A mi abuelo le arrancó el brazo, la bomba, y le hirió en el pecho, y mi abuela murió aplastada entre dos vigas de la casa. La tía Pepita en el momento del bombardeo estaba eb la cama, enferma. La encontraron en medio de la calle, con una gran herida en la cabeza». Es el testimonio de Maria Dolors Forès, una reusense que vivió de primera mano el bombardeo del 21 de enero de 1938.

La Mercadal, emocionada

Su relato es uno de los que se pudieron sentir en la reconstrucción histórica 'Mirant al cel, foradant la terra'la cual emocionó la plaza Mercadal las noches del pasado viernes y sábado. Montañas de arena a modo de trinchera, tiendas de campaña, un camión del Grupo de Tren del Ejército del Ebro, banderas republicanas y de partidos y sindicatos y, en medio, decenas de figurantes ataviados con uniformes civiles y militares de la época. Combinados con el emblemático pavimento de la plaza, los edificios históricos que la rodean, y un cielo de nubes rojizas por el reflejo de los focos, la escenificación de Mandríl·lia consiguió transportar al espectador ocho décadas atrás y aumentar así el efecto de unas palabras ya de por sí chocantes.

Los cortometrajes y animaciones obra de Acid Factory, proyectados en una pantalla gigante, ejercieron de maestro de ceremonias. La única nota negativa fue el inevitable ruido de los que estaban en la plaza por cuestiones ajenas al espectáculo, y que hicieron que el sonido fuera difícil de seguir desde varios puntos de la plaza, especialmente durante la sesión del viernes. El día siguiente no sólo se paliaron estos problemas sonoros, sino que consiguieron que hubiera más movimiento en el pavimento del Mercadal, que era el centro de las miradas.

El primer personaje al aparecer fue un álter ego del alcalde reusense Evarist Fàbregas que, al igual que hizo este en 1931, salió al balcón del Ayuntamiento para poner la capital del Baix Camp al servicio de la Segunda República. Entre conversaciones cotidianas de balcón, efectos para simular los bombardeos y vídeos en la pantalla gigante, se fueron locutando testimonios reales de los reusenses, como el de Ramon Ferran, hablando del mismo bombardeo que Maria Dolors: «Un amigo mío, que vivía aquí en la esquina, me pidió acompañar a su hermano hacia Lleida, que iba de soldado. Se marcharon él, su madre y su hermano. Ya no volvieron».

«Cuando hubo este bombardeo, me acuerdo de que lloré. Todos murieron aquel día, y aquel piso se quedó vacío». «Aquello era un espectáculo dantesco. Yo me acerqué un poco y delante de la Caja de Ahorros había una bicicleta en el suelo, y en el clip del pedal había el pie dentro de la zapatilla, allí enganchado», recuerda a Ramon Pallicé. «El refugio más bonito estaba en la Plaza Prim. ¡Eran como salones! A mí me supo mal cuando lo aplastaron», recuerda a Rosa Monné.

Las jornadas de recuperación histórica han propiciado «una minoría» de críticas de personas reacias a rememorar aquellos malos momentos, y una gran mayoría de gente felicitándolos por la iniciativa, y de personas que los han hecho partícipes de los recuerdos que les han aflorado. «Un hombre me vino a enseñar el papel de la brigada donde estaba su padre, a que en su huida lo recluyeron en el campo de refugiados de Argelers. Me explicó que allí lo trataban tan mal, que prefirieron escaparse y volver a la España que lo quería represaliar,» explica Adrià Llorach, miembro de Mandríl·lia. Precisamente, para cerrar el espectáculo, la entidad invitó a la reflexión con un paralelismo entre los refugiados del éxodo republicano y los que, también como muchos de aquellos, mueren actualmente intentando entrar en Europa huyendo del hambre, la guerra y la represión.

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