Un jardín en el terrado de un edificio provoca que caigan partes de fachada a la calle

La comunidad del número 3 de la calle Alt de Sant Josep pide al Ayuntamiento que instruya la retirada de vegetación que un vecino mantiene en el terrado del edificio y que, tal como concluyen diferentes informes técnicos que ha tenido acceso el Diari Més, es el origen de los desprendimientos que se están produciendo en la fachada del bloque desde el año 2012. El último, el pasado mes de junio, cuando parte de la obra vista cayó encima de un coche estacionado en la vía pública, en un episodio implicó la intervención de Bomberos y de la Guardia Urbana. Los números 1 y 3 de la misma calle comparten el ático, que está íntegramente en manos de un vecino del 1. A pesar de no disfrutar, los propietarios del número 3 sí que tienen que hacer frente, ahora, a los gastos de una estructura de protección de la acera que Urbanismo obliga a colocar «ante los desprendimientos de escombros» y que ronda los 30.000 euros. Y también tendrán que sufragar parte de las obras de reforma de los elementos deteriorados por el jardín, en la fachada y la cubierta del bloque, que el Ayuntamiento ha ordenado ejecutar antes de principios del 2018.

Son los mismos servicios municipales de Urbanismo, de hecho, los que han dado a las comunidades un plazo máximo de dos meses para «derribar las jardineras del ático y eliminar su vegetación, y asegurar la estabilidad del murete de barandilla» de la zona superior del bloque. Lo han hecho a raíz de una inspección realizada en el inmueble coincidiendo con el mismo desprendimiento, hace un par de meses. El jardín localizado en el terrado acoge, en jardineras de obra y sin salida de aguas, toda una serie de cipreses colocados en forma de pantalla tupida y «un árbol de diferente especie con más volumen del suelo a su contorno y que se ha desarrollado todavía más vigorosamente que el resto».

Las raíces y la humedad

En el documento que recoge las conclusiones de la revisión ocular, con fecha del 23 de junio y firmado por Arquitectura, se deja constancia de «defectos constructivos» y «patologías» en el edificio. Y se especifica que «se puede establecer una relación muy clara entre estas y la existencia de la jardinera con vegetación». Se concreta el hecho de que al menos parte de los problemas que se han encontrado vienen «probablemente por el empuje de las raíces de los cipreses» y que todo «puede provocar riesgos a corto o medio plazo». Entre estas alteraciones identificadas en el bloque está el deterioro de la cerámica y la rotura de la cara exterior de los muros de ladrillo, la «carbonatación del hormigón y oxidación del armado de las piezas prefabricadas que cubren el frontal del forjado de la terraza del ático y la aparición de grietas en la obra».

Un segundo informe, en este caso elaborado por una arquitecta independiente y con fecha del 30 de junio, se especifica que las jardineras donde el vecino ha plantado los arbustos «no están impermeabilizadas ni se ve ninguna malla anti-raíces, se observa que tampoco tienen ninguna salida de drenaje del agua acumulada». Eso, «hace que, con el tiempo, el empuje de las raíces y la humedad generada al suelo pase a la fachada –ya que no se ha impermeabilizado– y se generen desprendimientos y filtraciones». La evaluación determina que «los empits de la fachada no están pensados para tener humedad constante ni empuje de este tipo, es por este motivo que a lo largo de la fachada donde hay plantados los cipreses esta se encuentra en mal estado» y que técnicamente, si se retiran estas jardineras y se arregla la fachada, los hechos no se volverían a repetir.

Los vecinos del número 3 «nos sentimos indefensos porque, mientras llevamos cinco años denunciando los hechos, seguimos siendo nosotros los responsables legales de los daños producidos o que se pueden volver a producir por el mal uso que este vecino da a lo que en todo caso tendría que haber sido una terraza comunitaria o una salida de emergencia para nuestro edificio». En julio se celebró el juicio «por el uso que este vecino da al terrado». Sin embargo, a la espera de sentencia, la comunidad tendrá que pagar la instalación de la malla de protección de la acera, que se llevará a cabo este viernes y las obras de reparación, por las cuales han pedido una moratoria. El propietario del ático aplaza desde el 2012 la retirada de los cipreses y la comunidad pide ahora al Ayuntamiento que, cuando se haga, Urbanismo «instruya la obra» porque tienen miedo de las consecuencias que la humedad y las raíces hayan comportado para la situación del bloque o para la vía pública.