Limpieza y repartidores se coordinan con Guardia Urbana para entrar en el centro
El Ayuntamiento insiste en que ni el incremento de la seguridad ni los pilones instalados después de los atentados alterarán ningún servicio
La colocación de pilones de hormigón en los accesos del casco antiguo y el aumento de la presencia policial han obligado al Ayuntamiento a replantear la movilidad para los sectores profesionales que, de alguna manera u otra, han tenido que seguir yendo, también estos días, para cumplir con su trabajo y preservar la actividad cotidiana en la ciudad.
Es el caso del servicio de recogida de basura y limpieza vial o el de los repartidores que abastecen de género las tiendas de las principales vías comerciales, que se coordinan desde el viernes con la Guardia Urbana para convivir con el refuerzo de la seguridad. Cuestión, esta, entendida por todas las partes como «necesaria y la más prioritaria». Después que la entonces alcaldesa accidental Montserrat Vilella anunciara el día siguiente de los atentados yihadistas, al finalizar el acto público de solidaridad con las víctimas de Barcelona y Cambrils, que los bloques de piedra permanecerían en las calles del centro como mínimo durante tres días, su presencia se considera ahora indefinida teniendo en cuenta que eso no quiere decir que estén para siempre.
De momento, y mientras no se produzca ningún movimiento más en este aspecto, el servicio de recogida de la basura y limpieza vial|viaria ha adaptado horarios y circuitos para someterse a la supervisión de la policía local y facilitar la vigilancia dentro de la zona más céntrica del municipio. Fuentes consultadas por este medio detallan que, el mismo viernes, se produjo una reunión entre personal de la empresa encargada de la gestión de la basura a Reus y miembros de la Guardia Urbana y del Ayuntamiento, en cuyo transcurso se planteó el sistema para adaptar las tareas de limpieza a los nuevos requerimientos de seguridad. De esta manera, y cuando se trata de vehículos pesados, ningún camión accede al núcleo sin que la policía local haya recibido aviso previo, ni tampoco carga o descarga contenedores fuera del ámbito de alcance de los mismos agentes. Estos acompañan los vehículos en la entrada, durante el proceso y a la salida de las vías que han quedado blindadas por los pilones.
Una cuestión prioritaria
En este sentido, fuentes municipales insisten en que la seguridad no alterará ni el servicio ni el ritmo de limpieza y que tampoco se dejará de aplicar por eso nada de lo que contemple el protocolo. Últimamente, de hecho, Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), la empresa que ofrece el servicio de recogida de basura y limpieza vial en la ciudad, había variado la secuencia de sus itinerarios siguiendo indicaciones del Ayuntamiento, que hace cumplir ahora con el trazado pactado al momento de adjudicarse el contrato «convencidos aumentará la eficacia».
Una situación similar se da con los transportistas y repartidores, el otro de los grandes colectivos que habitualmente trabajan en las zonas reservadas para peatones. Para ellos, el horario de entrada y salida para descargar a puntos como el Mercado se ha mantenido tal como estaba antes del 17 de agosto, a través de la calle del Cristal. Tal como ya pasaba anteriormente, les controlan agentes de la Guardia Urbana. Aunque la normalidad se impone, desde algunos de los comercios del casco antiguo apuntaban que, en casos puntuales, sus repartidores habían tenido problemas para entrar a la zona con las furgonetas los días inmediatamente posteriores a los atentados y habían tenido que trasladar el género a pie. Otros detallaban ciertas dificultades por|para la conveniencia, ahora, de aligerar al máximo los espacios de carga y descarga.