Urbanismo descarta dar un nuevo uso en el solar de la derribada Sedera
Sin «ningún proyecto a corto plazo», la opción de una zona verde o un aparcamiento se anula y la Asociación Monasterio celebra la decisión
Transcurrido un año desde que finalizara el derribo de la antigua Sedera y después, también, que las diferentes alternativas que se pusieron encima de la mesa para dar uso en el solar resultante generaran inquietud entre algunos de los vecinos de la zona, el Ayuntamiento ha tomado ahora la determinación de mantener la parcela «vacía y cerrada» tal como quedó con la retirada de las máquinas de Solvia, en septiembre pasado. Las opciones que en aquel momento planteó el consistorio, y que se concretaban al ubicar en los terrenos del paseo Misericordia o una zona verde o un aparcamiento de vehículos, quedan descartadas en una decisión muy celebrada por la Associació de Veïns Monestir, impulsora de las acciones reivindicativas que en el 2016 se llevaron a cabo para «garantizar que todo quedara como estaba y el solar no nos trajera nuevos problemas».
El concejal de Urbanismo, Marc Arza, apunta que «a corto plazo», en el solar que ocupó la antigua pasarela textil, «no hay ningún proyecto. Y a medio plazo, ahora mismo, tampoco. Sin embargo, no descartemos que pueda haber alguno en el futuro». Arza precisa, con todo, que «como Ayuntamiento, somos conscientes de que allí hay una pastilla muy céntrica que está allanada y limpia. Por lo tanto, es una pieza de la ciudad que está abierta y que la tenemos presente. Y puede ser que pasen cosas más adelante, según el criterio de los vecinos y según nuestro criterio». Y destaca que, en el momento actual, la parcela «la tenemos bien cerrada que es lo que nos preocupaba por encima de todo: dejarla precintada por una cuestión de seguridad. Y no nos ha dado ningún problema».
«Estamos contentos»
A la Associació de Veïns Monestir, el presidente Afonso Berbel recuerda que «los vecinos no queríamos aquí ninguna obra más ni que se instalara nada y estamos contentos que el recinto esté cerrado» a la espera de que «el Ayuntamiento presente el proyecto de construcción para toda esta área, que según tenemos entendido se hará cuando se presente también el POUM.» De cualquier manera, el Plan de Ordenación Urbanística Municipal de Reus no verá la luz, tal como anunció ya a su momento el alcalde, Carles Pellicer, previsiblemente hasta el 2019, y su aprobación se producirá con casi toda probabilidad en el marco del siguiente mandato.
Sobre el POUM y el proyecto, la entidad vecinal mantiene la postura que ha mostrado desde que se reactivara el movimiento en la Sedera y sigue apostando por «una zona residencial y no una zona comercial, en la cual los vecinos somos contrarios aunque sabemos que el Banco Sabadell –la propiedad del inmueble es de Solvia- mirará por sus intereses y querrá sacar el máximo rendimiento económico de los terrenos». En este sentido, Arza puntualiza que «una cosa es lo que el día que haya un promotor interesado en aquella zona pueda hacer. Y otra cosa es que nosotros tengamos ahora intención de darle algun uso». Mirando al horizonte más inmediato, desde la Associació de Veïns Monestir«creemos en la palabra que nos han dado, que era que la intención de dar otro uso en la parcela se ha anulado y que esta quedará cerrada como lo está ahora. Era así como tenía» que «ser».
«Lo que nosotros temíamos más que ninguna otra cosa era vernos en una situación cómo la que tienen ahora, por ejemplo, en Mas Vilanova, donde los vecinos se han encontrado un problema de botellón, continúa Alfonso Berbel, que dice que «cuando una cosa no es necesaria, como era nuestro caso, el caso de este barrio que es puramente residencial, llevarla a cabo sólo habría traído suciedad, drogas y malestar». «No queríamos y no queremos. Al final, el tiempo enseña y esperamos que todo continúe así», añade el representante vecinal.
El entorno del recinto
Con respecto a las quejas que la obra de derribo de la Sedera originó a la misma entidad, y que desembocaron en toda una serie de denuncias públicas y también a Inspección de Trabajo, el presidente de la Associació de Veïns Monestir, recuerda que «la empresa que tiró al suelo el edificio ya dejó el entorno bastante mal y hemos tenido que luchar también bastante con el Ayuntamiento para que lo arreglara». Pero finalmente «se pusieron manos en la obra y ahora está todo correcto, la parcela cerrada y esperamos no tener problemas», concluye Berbel.