Diari Més

Una muralla eficaz

El Reus se lleva la primera victoria fuera de casa transformando la única ocasión clara y defendiéndola con inferioridad durante media hora

Atienza levanta la cabeza para hacer un pase delante de la presión de un rival, en el segundo partido del cordobés en esta temporada.

Una muralla eficaz

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El filial de la Sevilla probó ayer de los rojinegros la medicina que los reusenses habían saaboreado en tantas ocasiones. Los del Baix Camp ganaron ayer gracias a tener la efectividad que les había faltado en otros partidos, y a saber luchar por mantener su portería a cero. Ayer tuvieron bastantes con una ocasión por llevarse los tres puntos del campo Sevilla Atlético, que mereció más, igual que los había pasado en otros partidos en los de López Garai –ayer dirigidos al banquillo para Xavi Bartolo.

Una de las primeras jugadas combinatorias del CF Reus Deportiu se convirtió en el gol de Juan Domínguez. Era el minuto 16 cuando Querol, aparte cambiada, luchó para que su rival no llegara con comodidad a una pelota dividida que el reusense había alargado demasiado.

Al final ni uno ni el otro. Se la quedó otro oportunista, uno de aquellos jugadores que continuamente demuestra que huele el peligro de lejos. Casi desde la línea de fondo Fran Carbia la cogió, levantó la cabeza y la dejó atrás para Juan Domínguez, que estaba allí al punto de penalti. Una vez más, el gol rojinegro llegó de segunda línea. El gallego, con mucha sangre fría, colocó la pelota rasa y ajustada a la derecha, imposible de parar por Caro.

El gol rompió la tónica de un partido que no había empezado muy bien para los reusenses. El filial de la Sevilla, bien posicionada, se hizo con el dominio de la pelota y consiguió que el juego se desarrollara sobre todo en el campo del Reus. Los blanco-y-encarnados habrían podido cambiar el signo del partido en el minuto 8, en una pelota que el delantero Marc Gual envió a las nubes. La jugada, venida de la banda izquierda, sorprendió por la facilidad con que el rival pudo trenzarla.

Al cabo de poco, Gus Ledes inquietó en pelota parada, en un córner que se fue cerrando peligrosamente. Máyor puso la cabeza, pero no pudo conectar bien la esférica. Los rojinegros se animaron con el 0-1 de Domínguez, que llegó cuando parecían más desconectados. Sin coger las riendas del partido, sí que se sacaron de encima el pie que el filial de la Sevilla parecía que le tenía puesto en el cuello. El enfrentamiento entró en una fase de juego trabado, en qué más que ocasiones hubo algunas pelotas colgadas dentro del área que no conectaron con rematadores.

Una cabalgata de Álex Menéndez en los últimos compases del partido parecía que venía cargada de peligro, pero el asturiano llegó fuera, sólo con energías para hacer un chute blando desde la frontal bloqueado por la defensa antes de que pudiera reportar problemas a Caro.

El partido empezó con otra ocasión errada por parte de Marc Gual, que ayer no tuvo su día. Remató desviada una centrada de Pozo, reciente salido a la segunda parte, que iba mejor para que la rematara un compañero suyo. Un remate lejano y desviado de Tito fue la única ocasión que inquietó al rival en la segunda parte, en la que Badia tuvo que demostrar por primera vez en esta temporada porque acabó como el portero menos goleado en el anterior.

El dominio local se intensificó todavía más con la expulsión de Máyor en el minuto 60, después de ver la segunda amarilla para levantar demasiado el pie en una centrada con mucha intención de Àlex Menéndez. Parecía no haber visto al jugador a quien impactó, que venía desde atrás, pero fuera como fuera esta jugada y una falta por detrás anterior le hicieron valer la expulsión.

La entrada de Vaz por Querol no dio el aire que necesitaba el equipo, como tampoco lo hicieron Borja Fernández ni Lekic, que salieron de refrescos en los lugares de Juan Domínguez y Fran Carbia. En el 69’, Pozo le hizo un favor a Álex Menéndez, fallando una ocasión que consiguió aprovechando una pérdida de pelota muy peligrosa del asturiano. Diez minutos más tarde Bahía, que ya había hecho alguna actuación de mérito, paró a un doble rematado primero de Pozo y después de Cantalapiedra. Los compases finales fueron una defensa épica de los reusenses, que la sacaron de todas las formas posibles, incluida una chilena de Olmo casi a la línea de gol.

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