Un pasacalle inmenso convierte Reus en la capital del mundo geganter

Gigantes para todos los gustos, de todos los lugares y de todos los tamaños, pero todos gigantes en sus particularidades. Eso es lo que han podido ver este fin de semana los reusenses y los aficionados a estos elementos festivos. Figuras imponentes como el Gigantius de Maastricht, la bestia de más de siete metros de altura y de pelo realistas que necesita ruedas para moverse. O como otro que deja igualmente sin aliento y es igual de exótico, a pesar de vivir a sólo cinco kilómetros de la capital del Baix Camp.

Viene desde Riudoms pero podría exactamente venir de Troya. Con su realismo, el cuello articulado, la banda musical con repertorio contemporáneo y las dimensiones que hacen ver minúsculos a los niños que lleva a lomo, el Caballo de los Sobrino eclipsó ayer al mediodía muchos de los otros elementos que habían viajado centenares de kilómetros. La figura más joven del pasacalle de ayer –hizo la primera cabalgata este julio– es un torrente de fiesta y juego.

También dejaron con un palmo de narices a los asistentes a la Comparsa de Gigantes de Tudela. No tanto por las figuras en sí, sino por como los costaleros les daban vida. Los navarrersos son los auténticos gimnastas del mundo geganter, que tendrá Reus como capital hasta que no se haga un acontecimiento como este. Al estilo de Onda Carbonell y sus compañeras, las seis figuras bailaban sincronizadamente con pasos y cabriolas que ya tienen cierta dificultad en hacer al unísono sin llevar a un gigante.

Imprevisible fue también un movimiento de los larguiruchos Gigantes del Corpus de Játiva, que saltaban quedando suspendidos en torno a un segundo, para después caer con todo el peso sobre los hombros de los costaleros, haciendo un ruido seco.

De Nicaragua vía Teruel

Paquita y Pepe Cabezón eran los dos que venían de más lejos. Tienen origen nicaragüense, concretamente de la ciudad de León, pero están adoptados por la comparsa de Gigantes de la Puebla de Híjar, en Teruel, donde tienen varios hermanastros. «Les encargamos hace dos años raíz de una hermandad entre León y Zaragoza», explica Pedro Arrabal, del grupo.

Los Gigantius de Maastricht viajó con un trailer junto con el Goliath, la Gerarda y el Kinneke, de la localidad belga de Geraardsbergen. «Estamos muy orgullosos de estar aquí, es fantástico», explica el Mathieu Stukkens, que se alojan en Reus desde el pasado martes.