La represión chilena abre un Memorimage «accidentado» por el contexto político catalán
‘Lo Pacto de Adriana’, dirigido y protagonizado por la sobrina de un cargo de Pinochet, aborda la dictadura desde el testigo|testimonio familiar del verdugo
El Memorimage arrancó ayer, un día antes del previsto, con la primera fila de butacas y parte de la segunda vacías, etiquetadas con los nombres de Jordi Sànchez, a Jordi Cuixart y de los miembros del gobierno catalán encarcelados. Es una edición «accidentada», en palabras del director artístico, Daniel Jariod. La huelga prevista para hoy cambió el programa de un acontecimiento cultural que Jariod espera que mantenga el volumen de público a pesar de tener lugar en un momento en que «la gente está más pendiente de seguir las noticias que los acontecimientos culturales». A su favor juega el hecho de que las entradas serán gratuitas gracias a la Capitalidad de la Cultura Catalana de Reus.
El certamen abrió con otra historia sobre represión. Adriana Rivas fue la secretaría personal del exdirector de la DINA, la policía secreta de Pinochet. También fue la tía preferida de Lisette Orozco, directora y protagonista del filme. El Pacto de Adriana es el resultado de filmar la relación entre Adriana y Lisette, que evoluciona a medida que la primera va cayendo en contradicciones personales mientras intenta justificarse.
«Se han explicado muchas y buenas historias sobre la dictadura chilena y los desaparecidos, pero nunca se había explicado una historia desde el punto de vista de un verdugo, siempre desde las víctimas. Eso es lo que lo hace un documento tanto interesante en Chile, y en parte también que triunfe en el resto del mundo», explica el productor del filme y amigo de Lisette, Benjamín Band.
«Ella se montó un discurso a su mente para justificar lo que hizo. Es un mecanismo común en todos los asesinos. Si no lo hicieran, probablemente no podrían vivir o no relacionarse con los otros. Es tanto terrible, que fuera de este periodo ya no podrían funcionar en el mundo,» explica. Las conversaciones con Lisette, sin embargo, van derribando la versión de Adrianna.: «No hay un camino para hacerla caer a la trampa, llega de forma natural. Los giros dramáticos de la pel·lícual son los giros dramáticos de su relación».
«Como productor nunca busqué que fuera morboso, podríamos haber hecho una película todavía más polémica, pero siempre lo encaramos desde el respeto personal a la relación entre ellas dos», explica.
Adriana vio la película desde Australia, donde vive huyendo de la justicia chilena. Todavía no saben qué piensa. «No tuvimos respuesta. No vimos cómo lo veía, y cortó la relación con el equipo y entre ellas dos se dejaron de hablar. No le gustó porque siempre había pensado que le haría una película justificatòria, y no fue así», explica.