El Museo de Reus repiensa el relato de la sala de artistas reusenses

El Museo de Reus ha renovado el discurso de la sala de exposiciones permanentes dedicada a los artistas originarios o vinculados a Reus, a la cual además de destacados pintores como Fortuny, Tapiró u Hortensi Güell se han incorporado obras de los escultores Joan Rebull i Modest Gené. La nueva disposición artística, que se presenta bajo el título Reus i els seus artistes (1850-1939), se inauguró este jueves.

En total, tal y como explica el director de los Museos de Reus, Marc Ferran, la sala acoge 94 piezas en un montaje que «permite enseñar el máximo número» y que podría ir variando con el paso del tiempo. La mayoría de las obras pertenecen a Reus, aunque también hay de propiedad del MNAC o de fondo familiares. Una de las novedades es, precisamente, la presencia de dos pinturas de Joaquim Mir cedidas por el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

En la sala pueden encontrarse aceites, acuarelas, dibujos y esculturas de autores como Marià Fortuny, Baldomer Galofre, Josep Llovera, Josep Tapiró, Domènec Soberano, Ramir Rocamora, Hortensi Güell, Joquim Mir, Tomàs Bergadà, Joan Rebull y Modest Gené. Tal y como recuerda Ferran, «el nuevo montaje ofrece al público una mirada a la evolución de las artes plásticas en la ciudad a lo largo de prácticamente cien años». La exposición pone el foco en la etapa inicial de formación de algunas de las figuras punteras del arte local, como fueron Fortuny, Tapiró o Galofre, y de su consolidación como artistas reconocidos por la crítica. La renovación del lenguaje plástico vendrá de la mano, por una parte, del modernismo con la figura ya mitificada de Hortensi Güell, y por la otra del pintor Joquim Mir que tuvo un papel destacado con el paisajismo local. El ámbito de la escultura es encabezado por Joan Rebull, uno de los escultores catalanes más importantes de la primera mitad del siglo XX.

A través de cuatro ámbitos

El nuevo relato se presenta a través de cuatro ámbitos en que se puede descubrir la etapa de aprendizaje de los grandes artistas reusenses, su consolidación, la entrada del arte reusense a la modernidad y, finalmente, los maestros del paisaje y el volumen.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, aunque Reus era una ciudad donde hervían las ideas, en el ámbito de las artes, como el resto de Cataluña, pervivieron fuertemente arraigados los lenguajes ligados al academicismo, con un contexto poco permeable en la introdución de nuevos relatos artísticos. Entre el público reusense, sobre todo en el último cuarto del siglo XIX, pesaba muchísimo el papel relevante y el prestigio que habían tenido algunos artistas locales.